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25 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Recetas envenenadas

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Una nueva reforma impositiva sería peligrosa para la estabilidad social del país. Una receta impuesta por organismos internacionales puede ser generadora de discordias sociales. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son  responsables de muchas de las desestabilizaciones que han ocurrido en estos países del tercer mundo.

Hace muchos años ocurrieron en casi toda América Latina las llamadas pobladas, en repudio por los reajustes fiscales y la eliminación de subsidios, dictados por organismos internacionales. Es fácil hacer evaluaciones e impartir órdenes, cuando se está en una torre de cristal, lejos de las convulsiones políticas.

Ya el país fue víctima de esas recomendaciones irresponsables, que llevaron a reformas fiscales y a reajustes en todos los precios de los alimentos, los servicios y las medicinas. Un palo a escondidas, pensando que el pueblo aceptaría el golpe, luego de las fiestas y celebraciones de una Semana Santa.

Eliminar subsidios, es fácil de aconsejar para los tecnócratas de organismos internacionales,  que toman a estos países como laboratorios, pero que no plantean ayudas urgentes y necesarias  para resolver los graves problemas del hambre y la miseria.

Por el contrario, esos organismos sirven de columna a las grandes potencias occidentales que quieren extraer las riquezas naturales de estos países. Sus consejos van dirigidos a fomentar una tarea de cabildeo a la competencia internacional, pero se les importa que los dominicanos se mueran de hambre. Hay ahora mismo muchas cargas impositivas que recaen sobre las costillas de todo el pueblo, pero cuyos efectos los tienen que pagar los más pobres.

De ahí que es hora de que se busquen soluciones para sanear y ampliar las cargas impositivas, pero sin una reforma echa a intención de organismos internacionales, que llevaría a la mayoría del pueblo a poner el cuello en la guillotina. El deber principal de empresarios y gobernantes debe ser proteger  a la población y ayudarla a subsistir, no ahorcarla.

La sensatez se tiene que imponer y estas recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y quien sea, tienen que ser rechazadas.  Cierto que el Estado necesita mayores recursos, pero las soluciones no pueden partir de aumentar  los impuestos, sea el ITEBIS o cualquier otro.

Podría pasar el impuesto a las ganancias de los grandes empresarios, pero no hay en el país los mecanismos de presión para hacer que lo que pague el empresario no sea cargado a los productos finales, por lo que por carambola se estaría perjudicando al gran pueblo.

Recuérdate de Abril, decía una popular canción. Abril fue tiempo de pobladas por causa de aumentos desproporcionado en el costo de la vida. Desesperado el pueblo se lanzó a las calles y todavía no se sabe cuál fue el número de muertos. Hora de meditar y comprender que los organismos internacionales proponen, y de los resultados favorables se adueñan del crédito, pero de los fracasos, las crisis y los muertos, evaden el cuerpo  e ignoran esas desgracias.  Acordémonos de Abril, el de la poblada, y no apretemos el cinturón abriendo un nuevo hoyo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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