El viernes 4 de noviembre el Gran Santo Domingo colapsó en varios aspectos, principalmente en el drenaje pluvial y el tránsito de la ciudad, los cuales dejaron secuelas de daños incuantificables. Muchas de las personas de los lugares impactados sufrieron pérdidas, ya sea, por daños a su casa, a sus vehículos, a los enseres domésticos, así como, lamentables pérdidas humanas, que hasta el momento suman siete personas fallecidas.
Al caer la tarde las torrenciales lluvias se adueñaron del Gran Santo Domingo y las personas quedaron inmovilizadas sin poder llegar a sus hogares o a compromisos contraídos. Horas de taponamientos del tránsito provocó la desesperación de los pasajeros y conductores, incluyendo a algunos que se le agotó el combustible y tuvieron que dejar abandonado su vehículo para comprar gasolina o gasoil.
Tres horas les cambiaron la vida a muchas familias. Dueños de vehículos obtenidos con grandes esfuerzos, fueron sorprendidos en las calles y en los parqueos. Veían de manera impotente como se anegaban o eran arrastrados por las aguas que caían de manera de incontrolable.
SOBRE LOS SISTEMAS DE DRENAJE PLUVIAL
Según Oficina Nacional de Meteorología (ONAME) en la noche del viernes cayeron alrededor de 232 mm de lluvia que correspondió a la urbanización del Millón. Una pluviometría solo comparada con algunas tormentas o ciclones que han afectado al territorio nacional. Esto volvió a descubrir la deficiencia en el drenaje pluvial de la capital dominicana donde no más del 30 % de su longitud de calles tiene este tipo de drenaje.
El sistema de drenaje pluvial en la capital está mayormente integrado por alcantarillados subterráneos, que transportan las aguas captadas por colectores e imbornales colocados en los contenes y aceras. Esta agua producto de la escorrentía es vertida en los depósitos finales. También, sistemas de tuberías que llevan las aguas a puntos de embalses y de ahí al subsuelo a través de pozos filtrantes, o en algunos casos, siguen transportándolas hasta el destino final.
Otro de los sistemas son los pozos filtrantes, ubicados en lugares estratégicos o en intersecciones de calles donde confluyen las aguas. Estas aguas llegan por gravedad de manera superficial a través del pavimento y los contenes. La tercera manera de drenar es mediante las escorrentías, que por gravedad buscan la parte más baja y son las causantes de la acumulación de aguas. Según la orografía del terreno otros sistemas menores pueden usarse de manera efectiva.
SOBRE LAS RAZONES DE LA ACUMULACIÒN DE AGUA EN LAS CALLES
El crecimiento continuo del gran Santo Domingo impacta el sistema de drenaje, mayormente en los lugares de crecimientos verticales y otras infraestructuras de importancia, esto, por el cambio en su entorno del suelo con vegetación a asfaltos y hormigón.
NECESIDAD DE DRENAJE PLUVIAL
La construcción del metro de Santo Domingo ha aportado en todos sus alrededores un efectivo drenaje pluvial, lo mismo sucede con los túneles y pasos a desnivel en la Av. 27 de febrero recogen parte de la escorrentía de la zona y otros como el túnel de drenaje de la Núñez de Cáceres que descargan en el Mar Caribe. La zona colonial desde los tiempos de su fundación tiene un sistema de drenaje funcional.
Otras áreas aisladas cuentan con este tipo de drenaje, que sus aguas son vertidas en una de estas cuencas principales con que cuenta el gran Santo Domingo: río Ozama, Isabela, Haina y el Mar Caribe.
Por tal razón se necesita un plan maestro que ubique cada uno de esos sistemas ya construidos e interconectar donde sea necesario, además de establecer, según la prioridad o procesos técnicos los tramos que bajo una programación se puedan ir construyendo en diferentes periodos. Esto debido a los cuantiosos recursos a invertir en la solución del drenaje pluvial. Otro dolor de cabeza, que en algún momento hay que enfrentar es el drenaje sanitario.
Por más grande que sea el problema, el seguimiento paso a paso es la solución.
Por José Espinosa