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24 de abril 2024
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Rafael Peralta Romero

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Nació en Miches el 3 de diciembre de 1948, o sea que mañana estará celebrando su natalicio. Reside en Santo Domingo desde hace muchos años.

Narrador, periodista, poeta, autor de literatura infantil, activista cultural y académico. Estudió comunicación social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha ejercido la profesión de periodista durante más de tres décadas, y al mismo tiempo ha laborado como profesor de las escuelas de Letras y Comunicación Social de la misma academia. Cursó una especialidad en lengua española y a través de sus escritos ha demostrado marcado interés por el buen uso del idioma. Ha sido editor de secciones, ejecutivo, corrector de estilo en varios periódicos, prologuista, presentador de obras y jurado de importantes concursos literarios. Ha sido subdirector de Información y Prensa de la Presidencia de la República (2000-2004) y director de Relaciones Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y otras instituciones, tales como la lotería Nacional. Es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y del grupo Mester de Narradores, adscrito a esa corporación, de la cual es también directivo, en el que comparte espacio con escritores de la talla de, Ángela Hernández, Ofelia Berrido, Emilia Pereyra, Miguel Solano y del penosamente desaparecido Manuel Salvador Gautier y además miembro del Movimiento Interiorista.  Ha sido columnista del periódico vespertino El Nacional y constantemente publica artículos en el periódico Hoy. Actualmente es el director general de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.

 

Rafael Peralta Romero ha sido merecedor de importantes reconocimientos, entre ellos ganador del premio El Barco de Vapor de novela infantil 2009, patrocinado por la Fundación SM, con la obra “De cómo Uto Pía encontró a Tarzán”, que cuenta la historia de un adolescente que salió de su pueblo a encontrarse con Tarzán, el famoso personaje creado por Edgar Rice Burrough, a quien encontró en una residencia para ancianos; Premio Nacional de Literatura Infantil Aurora Tavárez Belliard 2011 con su colección de cuentos “A la orilla de la mar”; y el tercer lugar en el II Concurso Dominicano de Cuentos sobre Béisbol, con el cuento “Te la comiste, Vejiga”, patrocinado por el Ministerio  de Cultura. En su pueblo natal existe un grupo literario que lleva su nombre.

Cuenta con una amplia bibliografía donde navegan unos 15 títulos, tanto de literatura infantil, novelas, cuentos y poesía, los cuales detallaré más abajo.

Novelas: Residuos de sombra, Los tres entierros de Dino Vidal; Memorias de Enárboles Cuentes (inspirada en anécdotas que contaba el poeta petromacorisano Víctor Villegas); Pedro el Cruel; y Ella y tú. Cuentos: Punto por Punto; Diablo Azul; Cuentos de visiones y delirios y De los sucesos gustosos que vivió Don Quijote en Santo Domingo, el cual forma parte también de su más reciente obra Conciencia peregrina. Literatura Infantil: Cuentos de niños y animales; De cómo Uto Pía encontró a Tarzán; A la orilla de la mar; y La paloma dálmata y otros cuentos infantiles; Niño y Poesía; El conejo en el Espejo y otros cuentos infantiles y Un chin de caramelo. Poesía: Romance del ciclo diario y Siete poemas incorregibles (este último acompañado de autores venezolanos y cubanos). Junto a Fulgencio Espinal publicó Viejo roble y pino nuevo y con Antoliano Peralta Romero, la obra de investigación Reformas a la Constitución política de la República Dominicana. En su haber existen una buena cantidad de textos inéditos, que incluyen cuentos ultracortos, monólogos teatrales, investigación e incluso de ortografía, y por supuesto literatura infantil. Ha dictado una considerable cantidad de conferencias para diferentes instituciones y ocasiones.

El escritor y ensayista Sélvido Candelaria estima que, si bien Rafael Peralta Romero no ha inventado una nueva forma de narrar, se percibe la fuerza de un ingenio capaz de otorgarle nuevos bríos expresivos al oficio de escritor en el área caribeña con lo que cumple una de las funciones primordiales de todo artista. Añade que se ha dedicado a través de toda su obra, a establecer con marca indeleble la idiosincrasia del pueblo dominicano a través de las expresiones populares que usan sus personajes ante determinadas circunstancias o situaciones.

La escritora Lucía Amelia Cabral considera a Rafael Peralta Romero preciso, sagaz, que hace suyo el espacio en blanco y lo construye.  En ese oficio ignora confines.  Cuenta, pauta y deslumbra.  Suelta las amarras.  Arma el escenario.  Espabila la inventiva y templa sus palabras preferidas.

El poeta Juan Freddy Armando, en relación a la novela Memorias de Enárboles Cuentes de Rafael Peralta Romero, expone que “que con toda naturalidad se monta junto a Víctor Villegas en los conejos y choca con los huesos enterrados de los elefantes enanos, escucha a los extraños árboles con música por dentro y que la dejan salir cuando se les acercan, así como ha visto saltar los monos acuáticos. Todas esas excentricidades imaginativas del vate, que uno no sabe si atribuírselas a su buen humor o a falencias de sus años, si a su imaginación poética o a su burlesco sentido de la vida, de la cual ha gozado más que vivido, ha disfrutado más que pasado, ha reído más que conocido. Uno no sabe nunca a ciencia cierta cuándo el embustero es el autor y cuándo lo es el «memo-fantasioso» poeta.

Finalmente, la escritora Emilia Pereyra asegura que Rafael Peralta Romero narra con buen pulso, recurriendo a descripciones y diálogos, ricos en recursos poéticos. Se explaya en los bosquejos de la naturaleza, en la exploración del interior de los personajes y de sus emociones.

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un fragmento de su cuento De los sucesos gustosos que vivió don Quijote en Santo Domingo:

“Tras la cena se sentaron bajo un árbol en el patio y conversaron largamente. Don Quijote estaba muy impresionado con los templos y edificios de la ciudad e insistía en buscarles modelos de comparación con sitios de España. A medida que profundizaban en el diálogo, encontraban más razones para estrechar vínculos. Así ocurrió cuando Lorenza refirió que le apodaban Morena, como era su piel, y más aún al revelar su apellido Sierra.

Por Ramón Saba

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