Podríamos pensar que ha sido la consecuencia de muchos factores, pero el país tiene una especie de atrofia institucional. Con frecuencia se ha tenido poca visión de la clase política y empresarial. Igual la práctica clientelar y la corrupción.
En fin, es claro que el progreso pasa por el sacudimiento para despojarnos de esas ataduras que han devenido de la forma en que hemos manejado la vida pública y la economía.
El Ministerio de Administración Pública ha venido haciendo esfuerzos por generar transformaciones, pero es evidente que se ha encontrado con la resistencia de los sectores que han generado esas atrofias.
Y no será fácil, pues justo ellos tienen en sus manos los mecanismos para cambiar.