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19 de abril 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

¿Quién ganará las elecciones en Francia?

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El mundo vuelve de nuevo a estar en ascuas ante las elecciones que se llevarán a cabo este domingo 23 de abril en Francia, y las preocupaciones crecen, luego de que este pasado jueves se realizara un atentado en los mismos Campos Elíseos, en donde murió un policía.

El horno no está para galletitas en la nación de Europa Occidental, pues son muchas las cosas que se pondrán en juego en estas elecciones, las cuales tendrán una segunda vuelta el domingo 7 de mayo, en donde se medirán las dos personas que obtengan la mayor cantidad de votos este domingo.

Con casi 67 millones de habitantes, un Producto Interno Bruto de 2806 billones de dólares, el asedio del fanatismo islámico, y una crisis económica, política y social que ha llevado a una parte importante de su ciudadanía a abdicar de los partidos tradicionales, la Quinta República Francesa convoca a la primera vuelta de sus elecciones presidenciales con 11 aspirantes a “colocarse la Ñona” en ese país europeo.

El panorama electoral del país que tiene fronteras en tres océanos se concibe sombrío, pues las posibilidades reales de alzarse con la victoria están del lado de la candidata por el Frente Nacional, la ultraderechista Marine le Pen, lo que traería un nuevo contexto y todo un replanteamiento en casi todos los ámbitos en ese país, cuna de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1789.

 

Un candidato que algunas encuestas dan como seguro ganador en una segunda vuelta es Emmamuel Macron, a quien algunos estudios de opinión le asignan un 22.5 por ciento de las intenciones del voto. Este aspirante presidencial es el más joven de las personas que buscan afanosamente instalarse en el Palacio del Elíseo. Fue consultor y ministro del gobierno de François Hollande. De ideas neoliberales, Macron nunca ha ocupado puesto alguno por elección.

Otro que salió como los caballos ganadores es François Fillon, con un 19 por ciento de las simpatías electorales, pero los escándalos de corrupción en que se vieron envueltos algunos de sus familiares, lo han estado desinflando a velocidad vertiginosa.

Caso extraño el de estas elecciones francesas está en el hecho de que algunos contendientes estadunidense que vieron acción en las elecciones norteamericanas del 2016, cuentan con su alter ego en el Viejo Continente, como es el caso de Marine Le Pen, que con un 23 por ciento de las simpatías proselitista, viene a ser una especie de remedo de Donald Trump en términos ideológicos.

Le Pen, hija del ultraderechista Jean-Marie, amenaza con sacar a Francia de la Unión Europea y de la OTAN, además de insistir en restringir el acceso de inmigrantes a la nación gala y de pulsear con el islamismo yihadista, que no da respiro con recurrentes atentados.

Otro candidato que mantiene una sólida posición de cara a las elecciones francesas es el aspirante izquierdista Jean-Luc Mélenchon, a quien se le ve como el Bernie Sanders, pero versión rio Sena.

Mélenchon es postulado por una coalición de partidos encabezado por el Partido Comunista Francés y varios grupos ecologistas, y hasta el momento cuenta con un 20 por ciento del mercado electoral, que según expertos se está incrementando, y que de seguir su crecimiento podría pasar al balotaje del 7 de mayo.

Mélenchon, actual eurodiputado, ha asumido un discurso de reformas sociales, de reivindicaciones tanto ecológicas, sociales, políticas, como también económicas, con las cuales buscaría mejorar las condiciones de vida de las mayorías francesas que han visto desvanecerse sus altos niveles de vida.

El que parece sumirse en la debacle es el otrora todopoderoso Partido Socialista Francés, el cual postula al solio presidencial galo a Benoît Hamon, a quien algunas encuestas únicamente le asignan un 8 por ciento de las intenciones del sufragio. El partido de la flor empuñada en la mano y que fuera símbolo de la socialdemocracia mundial, atraviesa por su peor crisis, la cual se refleja en la baja simpatía de ese agrupamiento partidario, fruto de sus divisiones internas.

Todo el planeta tiene sus ojos puestos en el certamen electoral francés, pues lo que salga de las urnas galas repercutirá en el deambular de la humanidad. Paz y desarrollo estarán presente en el sufragio galo, y su resultado inclinará la balanza del ajedrez mundial, dando un hálito de esperanza a la búsqueda de una mejor existencia.

 

 

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