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19 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Qué solo hablen los que saben!

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Los todólogos locales, deben callarse boca, en estos momentos de crisis sanitaria tan tormentosos que vive el país. Hay temáticas que deben estar restringidas solo para personas con autoridad para abordarlas, como externar juicios u opiniones.

No cualquiera puede hacerlo, como tratándose de algo nimio, e intrascendente, tal es lo que por lo regular se estila en Dominicana, donde muchos “programeros”, e invitados a los canales nacionales de televisión, creen saber de todo, y hablan por hablar, sin base alguna.

Sobre la problemática que ahora está en el tapete, tanto a nivel nacional, como internacional, la crisis sanitaria del coronavirus, que no es un simple dolor de cabeza, como sostienen altos conocedores científicos de la salud, no se debe estar emitiendo comentarios juiciosos, como haciendo recomendaciones carentes de sustentos valederos.

Pero, como aquí el grueso de la población cree “saber de todo”, y no hay reparo alguno para estar hablando sandeces, no hay porque extrañase ahora. Ni siquiera muchos médicos están en capacidad total de orientar debidamente a la población sobre prevención, y la eventual cura en torno al letal virus.

Claro, algunos decires de cuántos se escuchan actualmente, guardan estrecha relación con capitalizaciones políticas, y comerciales. Es obvio que, se trata de pescar en mar revuelto, y de usar algunos el coronavirus, como una excusa más, para la realización de   acciones premeditadas, e indecorosas muchas, de indoles diversas.

Una de las medidas prioritarias que debió haber sido adoptada por el gobierno local, aunque fuera tardía, como se entienden las demás, en las que tampoco se ponderaran los efectos a posteriori, seguros, fue el prohibir que gente no autorizada,  se estuviera refiriendo, como “gallaretas”, a la peligrosa crisis sanitaria que afecta a la sociedad mundial, el coronavirus, ya entre nosotros, a través de los medios de comunicación de masa; algunos personajes conocidos, queriendo lucírsela, como siempre, y que los vean como grandes piezas sociales, aunque seudo colaboren.

Y otros, politiquear, como mercadear productos preventivos contra el mal, y aspiraciones electoreras, al tiempo de desorientar, más que otra cosa a las personas; quizás hasta adrede en ocasiones, para crear un mayor pánico en la población, con fines distintos, aunque inferibles, por supuesto.

Pero, hay que dejar hablar a todo el que quiera hacerlo; ¡no importa!; y más, si ayuda a crear un miedo generalizado, de esos que en el orden político más convengan, como en este caso lo sería, según interpretaciones externadas por ciudadanos entendidos, el limitar los aprestos para acciones reivindicativas por parte de la población, a través de las votaciones en las urnas, a celebrarse próximamente.

No son pocos aquí, los que están asociando ciertas iniciativas oficiales, y otras procedentes de determinados sectores privados, con el procurar una eventual suspensión del proceso electoral que se avecina, luego de lo ocurrido en marzo 15 del presente año, en que la oposición salió favorecida.

Es lo que se advierte, políticamente hablando, con muy poco margen de error posible, debido a que tal situación obligaría a una extensión del mandato gobernante presente, hasta tanto se pueda convocar para nuevas elecciones.

Y, como es obvio pensar, ¡se quedarían entonces los que están, por un tiempo mayor!, bajo el supuesto preocupante en esos entornos, de que el oficialismo, no va a recibir de nuevo el respaldo popular.

Eso del coronavirus, vale reiterar, no es como estar hablando de cuál es el líder del momento, si Leonel, Danilo, o Luis. Esta pandemia hay que enfrentarla con la seriedad debida, y que se adopten las medidas realmente necesarias en favor de este casi desamparado pueblo en el ámbito estatal, a los fines de evitarle problemas mayores.

La mejor muestra de que esta peste va en serio, es lo que se está viendo en el contexto internacional, y los impactos del virus, tanto a nivel local generalizado, como en aquellos mandamases del exterior, individuos potentados, y países poderosos de la geografía mundial.

Políticos del patio, bocinas pagadas, y mercaderes representados por seudo comunicadores, déjense de estar jugado con la salud de este pueblo, y cedan los micrófonos en los canales de televisión, y la radio, a personas autorizadas, qué en verdad puedan orientar y recomendar al respecto.

¡Sí!, a profesionales con base científica, ¡qué los tenemos aquí!, para que hablen sobre la prevención y manejo adecuado de esta peste, el coronavirus, que puede causar serios estragos en nuestra sociedad, carente, como es bien sabido, de médicos suficientes para asistir, e incapacidad física hospitalaria fehaciente, frente a la demanda probable de pacientes que la requieran, en caso de que la pandemia se extienda, como ha ocurrido en otros lugares.

 

Autor: Rolando Fernández

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