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19 de abril 2024
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OpiniónRomán PolancoRomán Polanco

Putrefacción cuasi-moral de RD

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El país ha conseguido enojarse lo suficiente para matar, asesinar, explotar y; no lo hace. La carga de desgracia en que vive le desespera, pero no pasa nada. La población agoniza con una diarrea crónica y prefiere ir al estadio a ver el juego Licey y Águila.

Cuando un país pierde sus cánones morales, individuales y colectivos en todos los órdenes tiene el derecho a fracasar. En República Dominicana nos encontramos con un fenómeno raro: una perturbación de armonía natural (corruptela) que como los seres humanos, enarbolan los pueblos; esto hace perder el control a la naturaleza misma que parece estar en contra y, lo hace saber con ciclones, terremotos, tsunami y episodios de corrupción en pirámide.

Permea un crecimiento megalómano, legado en la imaginación de Leonel y Danilo, que ha enfermado el país, sumando un bulín continuo que ha sido resistido por un pueblo que jamás había recibido tanta crueldad. Es una desgracia extraña que ha convertido  la gente en burro de carreta.

Mi país ha evolucionado con una resistencia increíble, hombres y mujeres pululan al refugio de los sambíes, lugar donde la muerte es otra clase de vida obligatoria. Este misterio sobre la resistencia alegre de la tragedia, ha sido analizado por grupos universitarios y, para ello es un misterio aterrador. Con dichos estudios ha habido, sin interrupción, argumentos suficientes para acorralar una teoría que se aproxime a la lógica, mas no ha dado resultado.

Cada día el país recibe un disparo en la cabeza y es capaz de resistir con pobres argumento, sin debatir, pero todo movimiento delata la tragedia.   Lo más importante es que reconocemos que el país se prepara para morir joven, con una enfermedad inducida, pero el pueblo no quiere vivir así, mas no acepta estrategia para combatir su agonía. Los líderes (opositores) están combinados para hacer trampas y sacar beneficios pingues, escondidos bajo la sombra de la democracia.

Los dioses, por su parte a través del arzobispado, claman por tranquilidad, además, de exigir oraciones para completar la fe.  Un Cardenal que ejercía, en tiempos atrás, una notable influencia en las familias, ha desperdiciado ese caudal de responsabilidad que tenemos los seres humanos, el no le ha prestado atención  a esa evolución de la conciencia que se evidencia como un documental que crea moratones en la imaginación.

La gran masa del pueblo de los países emergentes ya no creen en sus gobiernos, ni en su política, por ende nadie respeta las instituciones, la  propia cultura del gobierno lo ha acostumbrado al desorden.

Una nueva versión de lo que es noticia de colores son las noticias trágicas sobre la corrupción, violencia, deterioro de los servicios públicos, etc. Paso a un tercer plano invertir en la correcta formación cultural del pueblo, de las escuelas, empresas, iglesias, instituciones públicas y así sucesivamente. Debimos iniciar comenzando con la educación para el trabajo y la búsqueda de la excelencia en un mundo globalizado, enseñando al pueblo  amar y honrar su país; pero ya es inevitable que a corto plazo comiencen a emerger milicias armadas en busca de espacio y poder paralelo al gobierno, sin olvidar la desgracia de una inmigración fuera de control que carcome la naturaleza de la dominicanidad.

Los políticos nuestros rellenos de putrefacción cuasi-moral, han ensuciado el país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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