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18 de abril 2024
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OpiniónJosé Manuel Castillo BetancesJosé Manuel Castillo Betances

Punta Calatina fin de los apagones

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Los países en vías de desarrollo adolecen de la atrofia de tener serias dificultades para afrontar y resolver  los acuciantes problemas estructurales. La gente de estos pueblos dependientes piensa que no hay solución para un problema estructural.

Tienen sobrada razón, pues desde los primeros tiempos post coloniales vienen arrastrando los más diversos problemas que nunca se resuelven.

Los problemas eléctricos, educativos, salud, desempleo, crisis habitacional, transporte, pobreza e indigencia son de los más agobiantes y laceran la vida de nuestras humildes poblaciones.

En la actualidad después de casi 200 años de nacimiento como nación, a la República Dominicana, se le presenta lo que en el argot popular se conoce como «la oportunidad de oro». Terminar para siempre con los reprochables apagones, gracias al arrojo del presidente Danilo Medina. Sí, superar los apagones que ponen de rodillas a un pueblo que quiere dar el salto a un estándar de vida de dignidad, no de agonía y vergüenza como es vivir en tiniebla y por demás pagar por vivir en la oscuridad.

No obstante, es importante resaltar que la baja calidad del suministro eléctrico,  no ha sido casual. Se sabe que en el fondo siempre ha habido sectores beneficiarios de ese drama de desesperanza en que se ha sumido el pueblo a causa de los apagones. ¿Quiénes se benefician hoy?,  sin duda alguna, los grandes generadores, especialmente los propietarios de las plantas que cobran sin dar servicio, así como los que venden y quieren seguir vendiendo la energía más cara del planeta.

Del mismo modo son castigados los pequeños emprendedores, los medianos y grandes empresarios que no pueden competir y ver sus negocios crecer ante los enormes costos de un servicio precario e inestable. Y  de igual manera, se ve afectado el gobierno obligado por contratos a pagar por una energía que el pueblo no recibe adecuadamente.

Desafortunadamente, a los poderosos no les gusta que los pobres aspiren a la dignidad. “Los pobre han de vivir como pobres; es lo que esperan”.

De ahí, el drama que obliga a los verdes honestos y bien intencionados, a reflexionar sobre la pertinencia de oponerse a un proyecto de tanta trascendencia para el pueblo dominicano, como es el avanzado proyecto Punta Catalina. Toca a los justos y honestos, ser cautos. Los pseudos verdes estandartes ocultos de los grandes responsables de los apagones de siempre no cesan en su intento por convertí la marcha en un mecanismo de chantaje, para que el gobierno ceda la genuina defensa de un pueblo que no resiste un día más de apagones.

Resulta curioso que esos activistas que se levantan en contra de Punta Catalina nunca hayan hecho una marcha en contra de la antigua “Cogentrix”, es decir de las plantas que cobran sin brindar servicios. No seamos ingenuos, Ojo, pues el Lobo no enseña sus garras hasta tanto tiene su presa. Son los mismos que jamás se expresaron contra Cogentrix quienes ahora se camuflan con los verdaderos verdes, para aparentar defender una noble causa. «Presos los corruptos«.

Pero… su corrupción, la de mantener un pueblo viviendo en agonía, sin derecho a un abaniquito, ni a un airecito, ¿esos no? Esa no es corrupción?, ah…entiendo, son príncipes con derecho de patenta herederos de los dioses como dueños y señores del país de los ciegos.

Pero, se les olvida que la nueva era cibernética levantó el velo a nuestro pueblo que conoce y ausculta, y ante la pertinaz oposición a Punta Catalina está viendo con asombro la extraña coincidencia entre un “verde honesto” y el generador que vive de los apagones.

Punta Catalina es una causa obligada para la nación dominicana, que en casi 200 años se acerca a ver el primer problema estructural resuelto para siempre. Este importante proyecto eléctrico representa superar un odioso subsidio que conforme a cifras del presidente Danilo Medina ya alcanzó la astronómica suma de 536 mil millones de pesos en los últimos doce años, (2004-2016), estimación técnicamente similar al presupuesto nacional. Esta magna obra eléctrica  con sus dos unidades de generación garantiza 720 megavatios de electricidad constituyendo un ahorro de 441 millones de dólares al año,  “un gran alivio para las finanzas públicas”.

El concurso internacional de adjudicación de Punta Catalina, que contó con la participación de unas diez importantes firmas, es uno de los procesos más diáfano a la luz del acompañamiento de notables y prestigiosas empresas multinacionales estadounidenses y francesas, como Stanley Consultants, BNP Paribas y Deloitte, las que avalaron el desarrollo de tan significativo proyecto eléctrico, después de haber realizado satisfactoriamente su evaluación técnica, como la propia evaluación económica.

 Punta Catalina representa la igualdad de derechos en materia de acceso al servicio eléctrico vital para el desarrollo, una aspiración digna de toda sociedad que se precie.

De ahí que, tengo la íntima convicción de que el PLD como partido debe levantarse en defensa de Punta Catalina, el proyecto eléctrico de mayor trascendencia y que constituye la respuesta más viable y posible a la problemática de los apagones a 500 años de distancia del yugo colonial impuesto a la Patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Juan Bosch. La llave hacia el 2044.

 

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