Los partidos políticos, todos, tienen que seguir jugando su papel como actores fundamentales del sistema político democrático dominicano, es una ilusión, una quimera pensar que dejaran de ser la expresión legitima de los grupos organizados de la sociedad.
Aun son actores insustituibles, pese a que en la práctica no sean, a juicio de muchos, necesariamente eficaces y eficientes en el escenario político actual.
Las ONG’s, los grupos de expresión social, los periodistas como actores de protestas callejeras, aunque no le restemos importancia, no son aun protagonista de primer orden para la emergencia social y el cambio de gobierno que ellos pregonan.
Por ello el PRD, pese a la crisis que ha vivido, mantiene su contexto de representatividad, su nuevo líder Miguel Vargas se aboca a colocarse en un ente de representatividad no solo de los perredeistas, sino de intermediario entre el Estado y la sociedad civil.
El PRD esta en una etapa de actualización, modernización y adecuación a los nuevos tiempos, es como si interpretara a los autores clásicos en Ciencia y Sociología Política como: Angelo Panebianco, Giovanni Sartori, Maurice Duverger hasta Robert Dahl, que han estudiado la importancia de los partidos políticos en la medida en que se convierten en actores que interactúan entre el Estado y la sociedad como el medio por excelencia de expresión y procesamiento de demandas ciudadanas.
La permanencia de los partidos políticos, pese a la crisis que puedan acarrear es fundamental, Si miramos al pasado observamos que las democracias en Europa occidental, Estados Unidos, Canadá y por supuesto en América Latina han logrado mantenerse y permanecer precisamente sobre la base de la existencia de partidos políticos sólidos.
El PRD con Miguel Vargas en el liderazgo supremo simplemente esta viviendo una etapa dialéctica de crisis, transformación y replanteamiento de las formas de representación política y, por lo tanto, de los canales de mediación entre el Estado y la sociedad.
Debemos observar en el análisis que hacemos, que las democracias en el mundo presencian la emergencia de nuevos actores sociales y políticos que les disputan a los partidos políticos la hegemonía en el campo de la representación de los intereses colectivos (en especial, los nuevos movimientos sociales).
Esta transformación ha llevado observar y ejecutar nuevas formas de ejercicio de la política en el nuevo milenio que tienen modalidades y rostros radicalmente distintos o que incluso algunas están en vías de extinción.
Por ello el camino diferente del PRD, sabedor de que la crisis de los partidos lleva un relanzamiento de los mismos y que tiene que ser producto también de numerosos procesos de negociación entre las fuerzas políticas existente.
El PRD esta en el camino del cambio necesario, de su adecuación en termino institucional, electoral, estatutaria y política…
Miguel Vargas y la dirigencia del PRD saben que las fuerzas político-sociales actuales se encuentran a la expectativa y sin una propuesta alternativa clara y coherente, que la descomposición es evidente en los partidos llevándose, viendo casi en caída a actores, cacicazgos, líderes, e intereses.
El PRD se pone adelante en el proceso de cambio y adecuación, sabedor de los riesgos y fragilidades.
Miguel Vargas se adelanta en un momento que parece que la viaja práctica política sucumbe y quiere llevarse el viejo régimen, que, aunque no se termina de ir, se observa que algo nuevo habrá de instalarse en el espectro político partidario nacional.
Miguel Vargas vio con tiempo la necesaria alternancia en la existencia del poder compartido que exige la convergencia, el establecimiento de acuerdos y la corresponsabilidad en la tarea de gobierno entre las diversas fuerzas políticas.
La convocatoria a la sesión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD este domingo 19 de noviembre del 2017, apunta a la dirección correcta de su modernización, adecuación y perfiles claros de su correcto transito hacia el poder consensuado y moderno.