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24 de abril 2024
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OpiniónJose Espinosa FelizJose Espinosa Feliz

Por una formación sismorresistente

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Los eventos sísmicos que cada día acontecen en el mundo y en nuestro país donde las fallas geológicas tienen incidencias, nos obliga a asumir una responsabilidad insoslayable en todo lo que tiene que ver con las construcciones. ¿Qué significa asumir las responsabilidades?: Que todo profesional estè informado del impacto negativo en una construcción que en su diseño no haya sido tomada en cuenta para resistir los esfuerzos generados por un terremoto.

La primera responsabilidad está en los estructuralistas, que deben conocer todas las variables que pueden incidir de manera desfavorable en un diseño estructural, y su deber es crear un diseño con la robustez y la adaptabilidad requerida.   Porque, aunque los programas están ahí para introducir los datos y correrlos, el criterio y la formación del profesional es determinante.

Hace un tiempo me confesó un estructuralista que algunos clientes evitaban contratar a un colega porque sus diseños estaban, en costo, por encima de los otros. Vamos a ponerlo más claro: que es posible, que un estructuralista realice un diseño y contemple en los miembros más áreas o menos áreas que otro, lo mismo puede pasar con el acero (menos o más barras).  Esto indica que, aunque ambos pueden cumplir con el código sísmico hay ciertas flexibilidades en el diseño estructural, y que algunos estructuralistas son más exigentes que otros.

La segunda responsabilidad recae sobre el constructor (no me refiero a la responsabilidad legal, sino a dotar de seguridad estructural al proyecto), quien debe construir estrictamente apegado a los parámetros que les den seguridad a las edificaciones. Es decir, que responda de manera adecuada a las interacciones de suelo-sismo, y se logre el mejor desempeño entre la trilogía sismo-suelo-estructura.  ¿Y cómo se logra esa magia?: ajustándose al diseño y a los requerimientos técnicos plasmados en los planos y teniendo una formación sismorresistente.

Cuando me refiero a una formación sismo resistente, no me refiero a conocer las complejas matrices ni fórmulas estructurales ni los programas. Me refiero a que, con un simple entrenamiento de unas horas, cualquier profesional con cierto interés logre conocer los intríngulis del comportamiento de cada miembro estructural, y el porqué de las colocaciones de más barras en lugares estratégicos y el papel que realmente juegan los estribos en el fortalecimiento estructural.

La mayoría de los institutos de formación en este tema solo se enfocan en el manejo de los programas, a la venta de los mismos con el fin de análisis estructural, además del comportamiento teórico de las estructuras, y no cómo lograr en la práctica dicho comportamiento.

No siempre son responsables los constructores, hay que ver si el diseño estructural estuvo a las alturas de las solicitudes del sismo. En los terremotos de Turquía se pudo observar derrumbes de edificios que sus estructuras rompían por quiebres en la parte baja, es decir que fallaban las columnas. De verdad, que a veces me asusta ver algunos edificios muy altos con algunas columnas que dan la impresión de un área aparentemente insuficiente¸ ya se ha establecido hasta la saciedad, y la práctica, “que es la madre de la teoría”, ha demostrado que:

Suelos rocosos y profundidad en busca de terreno firme, configuración regular que evite torsiones desproporcionadas, conceptos columna fuerte viga débil, estribos a 35 grados y espaciamiento mínimo en nudos, dotación suficiente y calidad del hormigón son variables que aseguran o fortalecen las estructuras.

Por otro lado: suelos arcillosos, columnas débiles vigas fuertes, losas de grandes espesores o áreas desproporcionadas, áreas con miembros insuficientes, pisos débiles, irregularidad en la configuración, falta o deficiencia de estribos, insuficiencia de barras, columnas cortas, mala calidad del hormigón, espesores de recubrimientos deficientes, entre otras debilidades impactan de manera negativa en el desempeño de las estructuras.

La tercera responsabilidad recae en la supervisión, antes en mano del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y ahora bajo la dirección del Ministerio de la Vivienda y edificaciones (MIVED), los cuales tienen la responsabilidad en sus respectivas áreas de velar por la correcta aplicación de las normas establecidas que generan la debida calidad en los proyectos públicos o privados. Estas instituciones mayormente supervisan con su personal y otras veces usan compañías, las cuales deben asumir la responsabilidad de la calidad de las estructuras como una forma de proveer seguridad y tranquilidad a los usuarios.

Ya las edificaciones viejas están ahí, y solo queda que en aquellas donde su aparente debilidad sea evidente; el gobierno en cuanto a las construcciones públicas, realice un plan de rehabilitación y la inversión la incluya en el presupuesto nacional. En las torres privadas, que el mismo gobierno a través de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie) apoye a los dueños para realizar una evaluación rápida de su edificación.

Por José Espinosa

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