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20 de abril 2024
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OpiniónJuan LópezJuan López

¡Por siempre, loor al Maestro! 

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Por vocación y convicción, formado y en ejercicio desde 1968, con profundo orgullo reconfirmo que fui, soy y seré maestro.

En esa noble función al tiempo que enseño también aprendo y me veo compelido a gestionar la actualización de los conocimientos adquiridos.

Comparto a plenitud el sabio mensaje del gran Nelson Mandela cuando afirmó que  “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Y el maestro es un actor de primerísima función en el proceso necesario para llenar las expectativas que se crean alrededor de la educación de  los ciudadanos, en cualquiera de sus edades.

Tuve el privilegio de impartir docencia en aulas de institutos técnicos. Me desempeñé como maestro en diferentes niveles del sistema educativo preuniversitario y también a nivel universitario,  como Ayudante de Profesor, en 1978. En el 1980, mediante concurso,  ascendí a la categoría de profesor, placenteras funciones que continuaré ejerciendo con entusiasmo y plena dedicación.

Ese preámbulo es a propósito de la celebración del “Día Nacional del Maestro”, este 30 de junio, y del natalicio 109 del Prof. Juan Bosch, indiscutible maestro de la democracia  dominicana.

Porque también tuve el honor de conocer y compartir, personalmente con el Prof. J. Bosch, fundador y líder de los partidos PRD y PLD.  Pude abrevar en sus fecundas fuentes del saber que nos legó a través de su extraordinaria obra literaria  y de sus positivas enseñanzas sobre historia, sociología y política.

Me siento con calidad y en el deber moral de manifestar que el magisterio es un  medio idóneo a través del cual podemos recibir y ofrecer conocimientos que se visualizan en el progreso material, social, político y cultural de nuestro país.

Estoy convencido que el maestro es un excelente transmisor de la cultura en el amplio  sentido de las palabras. El maestro promueve el saber científico y al mismo tiempo estimula  las  buenas costumbres, los sanos valores y las tradiciones positivas que el  pueblo, a través de su labor cotidiana,  va labrando para la conformación y  beneficio de las presentes y futuras generaciones.

Para mí, el maestro es “igual que una vela que se consume al proveer de la luz de los saberes  a sus semejantes”.  El maestro es un verdadero “faro de luz que alumbra para superar la ignominia que significa la  oscuridad por la ignorancia”.

Independientemente del extraordinario desarrollo de las tecnologías que cada día surgen para el proceso enseñanza-aprendizaje,  el maestro es y será siendo imprescindible para el buen desarrollo de la educación formal en sus diferentes niveles.

En el ayer, en el presente y en el futuro, el maestro siempre será un actor necesario para el sano crecimiento, el desarrollo del conocimiento, promover la cultura de la paz  y la solidaridad humana.

Si bien es cierto que en la sociedad de hoy no se promueve la otrora reverencia y admiración al maestro; actualmente  el maestro recibe mayor formación académica y técnica. También es mejor remunerado. Creo que en nuestro país “ser maestro nunca fue mejor”, lo cual estimula el incremento de estudiantes y egresados de las aulas universitarias en las diferentes ramas de la educación, lo cual es una positiva señal que induce al progreso,  modernidad y de un promisorio futuro de la R. Dominicana.

Es propicia la celebración del “Día Nacional del Maestro” por todo cuanto representan sus valiosos  aportes para nuestra sociedad para brindarle un merecido reconocimiento y cantarle un sincero y cálido ¡Loor al maestro dominicano!

Por Juan López

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