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24 de abril 2024
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OpiniónJosé Santana GuzmánJosé Santana Guzmán

Polifonía e intertextualidad: relaciones y diferencias

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Hablar de polifonía de forma separada de la intertextualidad y viceversa, sería un gran error, no sólo desde el punto de vista semántico, sino desde cualquier otro litoral científico, en este caso, desde la óptica de los estudios del discurso.

En tal sentido, García Molina (2014), señala que estos términos están muy relacionados en la teoría del análisis del discurso (TAD). Señala que ambos parecen recoger las ideas de Mijaíl Bajthin sobre la relación que establecen las formas y los contenidos de los discursos. Sostiene que Bajthin desde principios de la década de 1920 había insistido en sus planteamientos de que en cada discurso dialogan las voces de otros discursos (voces ajenas) en la voz del enunciador, pues la práctica discursiva, prosigue, se ejerce en contacto con los discursos de los demás; o sea, que todo discurso se construye a partir de la experiencia discursiva de su enunciador. (García Molina: 2014, 50 y 51).

Intertextualidad

Bartolo García Molina indica que la primera en proponer el término de intertextualidad fue Julia Kristeva. Afirma que esta filósofa francesa de origen búlgaro, escribió en la revista «Critique» el artículo: «Bahthine, le mot, le dialogue et le roman» (Bajthin: La palabra, el diálogo y la novela) en el que según Molina derivó el término «intertextualité» del concepto de dialogismo, o entramado de relaciones dialógicas del texto con ideas ajenas que había propuesto Bajthin anterior a la publicación del citado artículo.

Molina señala, además, que el concepto de intertextualidad implica que la unidad del enunciador es relativa, pues él en sí se hace eco de una multiplicidad de voces, de las cuales no siempre es consciente. Argumenta, que unas veces el enunciador coincide con esas voces; otras, colide, pero nunca lo puede evitar. Sostiene, además, que esto hace que se replantee el concepto de originalidad de los textos, pues con los parámetros tradicionales no habría textos originales. (García Molina: 2014, 50, 51 y 52).

Polifonía

En cuanto a la polifonía, García Molina (2014), asevera que este concepto fue usado de manera particular por Ducrot (1984), sin embargo, a diferencia de que muchos autores lo utilizan como equivalente a intertextualidad, él prefiere reservarlo para una relación dialógica más amplia… Molina justifica su argumento en torno a esta cuestión, estableciendo que el texto, además de establecer contactos con otros textos pertenecientes a su mismo código semiótico (signo lingüístico) puede evocar “expresiones” de otros códigos. Para ilustrar su premisa el catedrático cita como ejemplos: la pintura, la escultura y la arquitectura… También establece que este fenómeno se produce dentro del discurso, cuando se evoca algún código o expresión no lingüística. Añade que esa relación intersemiótica o interdiscursiva, como la llama Gerard Genette, la cubre el concepto de polifonía; o sea, que la intertextualidad en toda su variedad está comprendida en la polifonía, es por ello que el autor y catedrático al referirse en sus clases sobre el discurso, señala de forma enfática, que en toda intertextualidad siempre hay polifonía; sin embargo, en la polifonía no siempre existe intertextualidad. (García Molina: 2014, 86).

Relaciones polifónicas

Para cerrar este importante tópico, voy a referirme de forma sucinta al carácter discursivo que entraña el juego polifónico dentro del discurso (oral y escrito). En tal sentido, García Molina señala que estas relaciones son transdiscursivas o trantexuales, porque trascienden el discurso o texto. Sin embargo, mantiene la tesis de que las mismas evocan voces que se expresan en forma de discurso en la mente discursiva, ya sea del enunciador o del enunciatario. De ahí, su carácter polifónico, aunque no intertextual, sostiene.

Argumenta que la polifonía convoca una multiplicidad de obras discursivas o extradiscursivas que estimulan al enunciatario a activarlas en su mente discursiva. Esto implica, según él, que la polifonía –y, por tanto, la intertextualidad– dependan más del destinatario del discurso o expresión extradiscursiva que del enunciador. Concluye afirmando que el enunciador construye sus enunciados, los cuales están llenos de ecos de otros discursos o expresiones no discursivas, pero no necesariamente está consciente de ello. (García Molina: 2014, 58).

Fuente:

García Molina, Bartolo. 2014. EL DISCURSO: Categorías y estrategias. Primera edición. Editorial Surco. Santo Domingo.

 

Por José Santana

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