La transparencia tiene facultad de cura preventiva. Todos los problemas que se derivan por falta de ella es lo que daña a los gobiernos y a quienes ejercen el poder desde cualquier instancia pública o privada.
La transparencia no es sólo aquella que viene por la disposición de las normas establecidas de acuerdo a las leyes, pues también depende de la actitud de los funcionarios al frente a las posiciones más altas para comportarse de manera correcta y exigirles a quienes están en la cadena de mando una conducta adecuada en sus roles.
Los beneficios de la transparencia por lo regular son indestructibles y por tanto imperecederos. Y para quienes ejercen la política sirve hasta para remedio.