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24 de abril 2024
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Pobreza y promesas en el Sur

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Los pueblos del sur, de donde es originario el Presidente Danilo Medina, se consumen en una desgarradora marginalidad, excluidos de la danza imaginaria de crecimiento y bienestar que los cláxones oficiales pregonan. Las siete provincias del suroeste presentan los peores indicadores de pobreza: Elías Piña 83.2, Pedernales 74.6, Bahoruco 74.5, Independencia 72.9, Azua y Barahona empatados con 65.2 y San Juan 63%.

El ungido nos ha prometido una y otra vez que llegó la hora del sur. Pura poesía. Jarabe verbal para adormecer a gente atribulada con estómago y cerebro vacíos. En cuatro años nada ha cambiado en las deprimidas y desesperanzadas comunidades del suroeste. Y todo indica que seguirá igual porque el gobierno promueve un «spot» publicitario anunciando la construcción de quinientos kilómetros de carreteras para el Cibao y solo treinta para el sur.

Desde las alturas del poder, ya no maquillan que nos marginan. Sin lisura, el régimen nos estruja en la cara cuanto desprecia a la región sur con la desproporción en la inversión pública que solo beneficia a las regiones norte, este y el Gran Santo Domingo.

En el sur, más del cuarenta por ciento de la población no recibe agua potable por acueducto; miles de casas aún tienen piso de tierra; la distribución de la tierra es asimétrica; el desempleo es lacerante; la agricultura y ganadería están disminuidas; las carreteras rurales están dañadas; la atención sanitaria es deficiente y el déficit habitacional alcanza el cielo.

Dos obras fundamentales, anheladas por los sureños, son la Presa de Monte Grande y la Carretera San Juan-Santiago. Ambas fueron prometidas para acometerse en la administración de Danilo Medina. Ni una ni la otra se ha logrado. La presa quedó atrapada en la maraña Odebrecht y en el caso de la carretera San Juan-Santiago, el Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones Gonzalo Castillo cambió la ruta inicial de la vía por otro sendero más escarpado, intrincado y costoso, en el interés de desacreditar la factibilidad de ese proyecto vial.

El flamante ministro le indicó al Presidente Medina Sánchez que hacer esa carretera resultaría exageradamente costosa. El resultado: el gobierno no va a construir la anhelada obra vial.

La carretera San Juan-Santiago es la gran utopía de los que hemos apostado por el desarrollo de San Juan. Nuestra provincia se cae a pedazos y necesita proyectos que generen impacto social y económico. La obra también redituará en otras tres provincias sureñas sumidas en la pobreza (Barahona, Bahoruco y Elías Piña).

Resulta insensible no atender el justo clamor popular para que se construya esta carretera transregional, avalada por la mayoría de los dominicanos sensatos y por instituciones académicas-científicas de prestigio como la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCAMAIMA), la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) y la Universidad Católica Tecnológica de Barahona (UCATEBA).

Es penoso que siempre aparezcan “cuartos” para el desarrollo vial de la Región Este, donde existen modernas autovías para los oasis hoteleros donde van los ricos a solazarse, mientras para encarar las obras importantes y prioritarias para el desarrollo de San Juan y del sur nunca hayan fondos ni voluntad política de los gobiernos, incluida la actual administración del bautizado “Hijo Predilecto de San Juan”.

Estoy muy enojado por la no construcción de la carretera San Juan-Santiago a partir de la manipulación del Ministro de Obras Públicas Gonzalo Castillo, quien se ha revelado como un gran enemigo del desarrollo de San Juan y de la región sur.

Por Rubén Moreta

El autor es Profesor UASD.

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