Pruitt habría alquilado un apartamento de una sola habitación en el barrio de Washington que rodea al Capitolio por 50 dólares la noche, un precio muy por debajo de las cifras del mercado y que además establecía que solo pagaría por los días que usaba el inmueble, según medios.
Otro de los aspectos que ha levantado polémica es que, tal y como señalaron las mismas informaciones, la vivienda pertenece supuestamente a la mujer del presidente de un grupo de presión del sector de los combustibles fósiles, uno de los ámbitos sobre los que actúa la EPA.
En total, según documentos a los que tuvo acceso Bloomberg, el plan habría permitido a Pruitt pagar durante seis meses de 2017 un total de 6.100 dólares.
De este modo, el comité de la Cámara de Representantes pidió al inspector general de la agencia que añadiera este incidente a la investigación más amplia que lleva a cabo por malgasto de fondos públicos y que incluye viajes en primera clase al estado de Oklahoma, donde Pruitt reside y ha desarrollado su carrera política.
Pruitt, además, está en el punto de mira de legisladores y grupos ecologistas por la decisión que anunció hoy para relajar las exigencias de control de emisiones contaminantes y consumo de combustible para los automóviles impulsadas por el Gobierno de Barack Obama (2009-2017).
Este movimiento generó el rechazo de importantes grupos ecologistas, entre las que se encuentra Sierra Club, cuyo director, Michael Brune, explicó que la medida encarecerá el combustible «mientras ensucia el aire y Pruitt puede ayudar a los grupos de presión y contaminadores que le hacen favores».
«Deberíamos buscar un transporte más limpio y sano en el futuro, pero la Administración de Donald Trump nos está metiendo en un callejón mortal», incidió Fred Krupp, presidente del Fondo de Defensa Medioambiental en un comunicado.
Por EFE
