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25 de abril 2024
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OpiniónErnesto JiménezErnesto Jiménez

Petróleo: Origen y actualidad

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“Quien sea dueño del petróleo, será dueño del mundo”. Henry Bérenger

El petróleo es un aceite mineral de color muy oscuro o negro que, está formado por una mezcla de hidrocarburos acompañados de oxígeno, nitrógeno y azufre. Esta sustancia se encuentra de manera natural en rocas sedimentarias en distintas zonas del planeta y se origina a partir de la descomposición de organismos vivos acuáticos, vegetales y animales, cuyos restos, a lo largo de millones de años fueron consumidos por bacterias anaeróbicas que extrajeron su oxígeno y, en cambio, dejaron únicamente moléculas de carbono e hidrógeno llamadas hidrocarburos.

En su estado original, el petróleo tiene usos muy limitados para el ser humano; sin embargo, al procesarse, se convierte en la materia prima más importante, en materia de energía y transporte, en toda la historia de la humanidad. Esto así, debido a que en apenas 150 años se convirtió en un elemento imprescindible para el desarrollo de las sociedades modernas. Basta señalar que, a partir del petróleo se obtiene el combustible para propulsar los autos y aviones que conectan al mundo, los objetos de plástico que se utilizan en el hogar, diversos tipos de fertilizantes para abonar la tierra y la energía eléctrica que alumbra gran parte de las ciudades del planeta.

Ahora bien, la reciente relevancia (en términos históricos) de esta sustancia no quiere decir que haya sido un elemento desconocido para las civilizaciones pasadas. Todo lo contrario, pues desde hace más de 3 mil años, los pueblos de oriente medio y el norte de África lo utilizaban para, entre otras cosas, impermeabilizar sus barcos, preservar sus muertos y solidificar sus construcciones. Todos estos usos, aunque muy antiguos, poseían un carácter muy limitado, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando, gracias al desarrollo tecnológico, se encontraron nuevos usos que justificaran su explotación masiva a partir de 1859, cuando en Estados Unidos se descubrió el primer pozo petrolero comercialmente explotable.

A finales del siglo XIX, con la invención del automóvil en 1885 por parte del ingeniero alemán Karl Benz, la demanda de este combustible fósil se disparó dramáticamente. Esta tendencia alcista se afianzaría en 1908, cuando el empresario Henry Ford creó el popular y económico modelo T que, junto al descubrimiento de los primeros yacimientos de crudo en Oriente Medio, consolidaron el triunfo del petróleo como fuente primordial para impulsar el transporte mecanizado, en ese año singular que cambió al mundo.

Con el paso del tiempo, a pesar de ser un recurso natural no renovable, la relativa abundancia del petróleo ha garantizado el suministro ininterrumpido para una demanda mundial en constante crecimiento. Sin embargo, los rápidos avances tecnológicos unido a decisiones de orden político han contribuido a la formación de ciclos en donde los precios del crudo han fluctuado abruptamente. Esto ha ocasionado grandes crisis económicas y sociales, como por ejemplo, las de 1973 y 1979.

En 1973, la Organización de países exportadores de petróleo (OPEP) decidió, por primera vez en su historia, recortar la producción de crudo para, de esta manera, castigar a las potencias occidentales por el respaldo brindado a Israel en la guerra de Yom Kipur, lo que provocó que los precios aumentaran un 340 %, al pasar de 2.5 a 11 dólares por barril. Más adelante, en 1979, se desató otra importante crisis en los precios del crudo debido a la inestabilidad política que se originó en Oriente Medio a partir del triunfo de la revolución islámica en Irán y la subsiguiente guerra de ese país contra Irak (1980).

El resultado de estos acontecimientos fue una brutal desaceleración del crecimiento mundial que elevó las tasas de desempleo a niveles alarmantes y, a su vez, creó un nuevo fenómeno económico poco conocido hasta el momento, llamado estanflación, que en términos simples se entiende como una recesión económica unida a un proceso inflacionario (aumento de precios). Estos elementos, prácticamente, pusieron de rodillas a las economías más avanzadas del planeta.

En la actualidad, gran parte del tablero geopolítico mundial todavía gira en torno a las decisiones de las potencias productoras. Como, por ejemplo, Rusia y Arabia Saudita, que en estos momentos protagonizan una alianza estratégica para manejar los precios del barril acorde a sus intereses; en cambio, los EE. UU. intentan mantener los precios en rangos moderados, debido al impacto nocivo que tendría para su economía —en franca recuperación— unos precios más altos.

Esta preponderancia del petróleo en la economía global se mantiene, debido a que, no obstante los grandes avances en el desarrollo de energías renovables, éste aún representa la principal fuente de energía en el mundo. Basta señalar que, aproximadamente, el 85 % de la producción de energía a nivel global proviene de combustibles fósiles, por lo que es más que evidente que, su explotación sigue siendo de vital importancia para la humanidad.

 

Por Ernesto Jiménez

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