Los sobornos que Odebrecht pagó en varios países no solo dejan reflejada la ambición de una clase política dañada, sino que también le desnuda un desenfreno asombroso.
Este caso de corrupción parecía no tener límites, y cada vez que alguien de interés abre la boca, surgen peores lodos.
La integridad y solemnidad de la familia también fue trastocada, al decir de revelaciones que hace al periódico español El País, Rodrigo Tacla, ex operador financiero de la multinacional.
Ha dicho que la constructora brasileña “arreglaba la vida financiera” de esposas, ex esposas y amantes de políticos dominicanos.
Es claro que nada era sagrado para Odebrecht cuando se trataba de obtener grandes contratos y hacer millones.