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23 de abril 2024
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OpiniónCamelia MichelCamelia Michel

Pedro Vergés y su gestión en el Ministerio de Cultura

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La presencia del Dr. Pedro Vergés en el Ministerio de Cultura estaba destinada a durar poco. Desde el principio hubo actitudes frontales en contra de su gestión. Al escritor lo catalogaron casi de inmediato de «elitista», y quisieron crucificarlo por medidas destinadas a depurar y mejorar algunas actividades.

Particularmente yo valoro su esfuerzo por organizar y adecentar la feria del libro. Me parece altamente apreciable su visión de centrar el interés de este evento en la lectura y el libro, propiamente. Todos sabemos el jolgorio y desorden que caracterizaron muchas ferias pasadas. Esa tendencia a sobrecargar la agenda de actividades, que luego no tenían el respaldo del público, por la excesiva oferta, o bien, por la forma deficiente en que eran concebidas o publicitadas.

Siempre he creído que el que mucho abarca poco aprieta, y que las metas de una actividad deben ser ajustadas a sus posibilidades reales. Otro logro a destacar, es la excelente lista de obras dominicanas impresas por la Editora Nacional y puestas a la venta a precios módicos. También las medidas de seguridad fueron excelentes.

No soy allegada a Vergés. Luego de su ingreso al Ministerio de Cultura casi no me acerqué a dicha institución. De hecho, la visité menos que en gestiones anteriores. Conozco a este escritor desde mis lejanos años de reportera, pero nunca tuve mayor oportunidad de interactuar con él, por ende, mi valoración de su trabajo nada tiene que ver con simpatías ni tratos personales.

No me preocupa si un funcionario es o no simpático, o afín con mi persona. Yo sólo deseo como dominicana que quienes ocupan un cargo público cumplan con su trabajo. No digo que todas sus iniciativas fueran acertadas, pero siempre hizo patente un criterio de aclarar objetivos y de organizar las cosas en una institución supernumeraria de personal y repleta de múltiples funciones.

Es el caso del festival de teatro que pospuso para celebrar posteriormente. Eso le valió innúmeras críticas. Pero cosas similares o peores sucedieron durante la gestión que le precedió. Vale recordar el disgusto en la Orquesta Sinfónica por el escaso respaldo otorgado por José Antonio Rodríguez, quien permaneció cuatro años al frente del ministerio.

Por otro lado, de Vergés no puede decirse que hiciera negocios con ninguna de las instalaciones e instituciones pertenecientes al ministerio, ni que se involucrara en actividades encaminadas a su beneficio personal.

Desde la digna representación del país que hizo ante la OEA, me di cuenta de que es un hombre que tiene mucho que aportar a esta nación, y que gente como él de alguna manera está haciendo verano con poquísimas golondrinas.

En un equipo de gobierno donde prevalecen la futilidad y la genuflexión frente a intereses adversos al país, Pedro Vergés es una especie de bocanada de aire fresco en medio de un ambiente tóxico, aunque haya gente que lo deteste y esté celebrando en este momento su destitución. Entonces es normal que le hayan pasado el rodillo y no creo que él esté tan sorprendido de su súbita remoción.

Ahora, yo me pregunto, si el gobierno está en medio de un operativo de «limpieza», ¿por qué no se emplea a fondo en ello y comienza por funcionarios que le enrarecen más la cargada atmósfera?

Por ejemplo, buscarse un buen vocero, un buen coordinador de su política de comunicación es algo a todas luces urgente. Las torpezas de Roberto Rodríguez Marchena y sus insultos al pueblo dominicano de seguro le deben haber bajado muchos puntos a la deteriorada imagen oficial.

De Eduardo Selman no voy a hacer ninguna clase de comentarios. No voy a adelantarme en hacer predicciones en uno u otro sentido, sólo digo que espero se maneje con sensatez y que su puesta en la escena pública, luego de tanto tiempo en bajo perfil, sea para bien. Este país necesita a la mayor brevedad posible de buenos funcionarios, que disipen ese tufillo de mediocridad y politiquería que ya parece un mal endémico.

Por: Camelia Michel

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