Pedro Henríquez Ureña y su faceta de periodista (1)

Por Miguel Collado lunes 12 de junio, 2023
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«Y como periodista me entero de todo».

Pedro Henríquez Ureña

 

PREÁMBULO

 

Luego de haber hurgado en la biografía intelectual de los hermanos Francisco Noel (1882-1962), Pedro (1884-1946) y Max Henríquez Ureña (1885-1968) nos ha quedado la profunda impresión de que los tres —amados hijos de Francisco Henríquez y Carvajal y Salomé Ureña de Henríquez— estaban conectados por la misma vocación periodística, por el mismo afán —algo propio del maestro— de divulgar la cultura y, a la vez, ser entes activos dentro de la sociedad. Especialmente los dos últimos: los más destacados y reconocidos, dentro y fuera de su patria, en el ámbito de las letras de la América hispánica.

Ahora bien, en este artículo concentraremos nuestra atención en el célebre autor de La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936) y de Literary currents in Hispanic America [Las corrientes literarias en la América Hispánica] (1945) como una contribución al estudio de su trayectoria intelectual desde la perspectiva periodística, que nos ha parecido un tanto ignorada en el mundo cultural dominicano. Muy poco explorada, hasta ahora, por sus estudiosos.

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Pedro Henríquez Ureña nació en la zona colonial de la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, el 29 de junio de 1884 y falleció en la Argentina el 11 de mayo de 1946, año en que el gobierno dominicano, como tributo a su memoria, designó con su nombre la Facultad de Humanidades de la Universidad Primada de América: la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

 

LOS INICIOS DE PHU EN EL PERIODISMO DOMINICANO. LA INFLUENCIA DE SU PADRE

 

Pedro heredó el espíritu periodístico de su ilustre padre, quien, junto a su hermano Federico Henríquez y Carvajal, fundó la revista Letras y Ciencias en la ciudad de Santo Domingo el 7 de marzo de 1892. De circulación quincenal, esa era una revista de carácter literario y científico, y estaba dirigida por los dos Henríquez y Carvajal; dejó de ver la luz pública en 1899, año en que Pedro, a los 14 años de edad, publica allí su poema «¡Incendiada!», específicamente en la núm. 168 del 20 de junio (pág, 447-448). El año anterior —en la núm. 138 de esa misma revista, del 19 de febrero de 1898— Pedro había publicado su versión traducida al español del poema «Ici-bas» de la autoría del poeta francés Sully Prud’Homme.

 

En la revista Nuevas Páginas, dirigida por Francisco Noel Henríquez Ureña, publicó en 1900 su versión al español del poema «Fiez-vous», del poeta haitiano Oswald Durand, y en enero del 1901 su poema «La belleza», recreación de un soneto del francés Charles Baudelaire. En El Ideal del 4 de diciembre de 1901 publicó el poema «Flores de otoño», considerado el primer texto poético modernista de la literatura dominicana; lo firmó así: «Pedro N. Henríquez Ureña». La «N» de Nicolás. Precisamente a esas primeras publicaciones en la revista Nuevas páginas Pedro, ya con 25 años de edad, cuenta en sus inconclusas Memorias (México: Fondo de Cultura Económica, 2000) lo que sigue:

 

No fue el año 1900 para mí un año de producción literaria; hice algunas traducciones en verso y algunos trabajos en prosa, que publiqué en una pequeña revista que acababa de fundar mi hermano Fran (el cual, con aficiones literarias mucho menores que las nuestras, fue el primero en lanzarse a una empresa ya pública). Escribí, y dejé inédito, un estudio sobre el poeta dominicano Gastón Deligne. También escribí algunas crónicas teatrales: llegó por entonces a Santo Domingo la compañía dramática de la actriz cubana Luisa Martínez Casado, y nos presentó un extenso repertorio español: Tamayo, Ayala, Echegaray, Feliú y Codina, Guimerá, algo de Dumas hijo, y otras obras de menor importancia. Max y yo pedimos, para ejercitarnos, y sin remuneración, por supuesto, la plaza de cronistas teatrales del diario La Lucha, que por ser oficioso no podía negárnosla. Max escribía casi siempre, firmando simplemente Max; yo escribía tres crónicas firmadas Bohechío, siguiendo el gusto por los nombres de nuestros indios.

 

Todos esos textos poéticos iniciales de Pedro aparecerán, compilados por el ilustre historiador dominicano Emilio Rodríguez Demorizi, en un volumen titulado Páginas juveniles (Bogotá, Colombia: Ediciones Espiral, 1949. 62 p. Colección «Emilio Rodríguez Demorizi»; vol. XIX). Ahora bien, su primer ensayo crítico Pedro lo publicó el 1 de diciembre de 1900 a la edad de 16 años. Por esa misma época: nacen, al mismo tiempo, el poeta, el traductor, el ensayista y el periodista literario. Ese ensayo —«De poesía. (A propósito de una obra)»— trata sobre un libro dado a la luz pública por el dominicano Nicolás Heredia (Baní, 1852 – EE.UU., 1901), quien desde hacía varios años residía en la isla de Cuba: La sensibilidad en la poesía castellana (Filadelfia, USA: Compañía Levytype Editores, 1898. 230 p.). Pedro publicó su texto crítico, en el que no dice el título de la obra comentada, en la mencionada revista Nuevas Páginas. Citamos un fragmento:

 

Nicolás Heredia, autor cubano (sic) de indiscutible valer i fama, ha escrito i publicado un libro dedicado a señalar la parte que en la poesía castellana desempeña la sensibilidad, entendiendo por sensibilidad el sentimiento, la intimidad lírica, la personalidad subjetiva. La obra es, además de una de las más completas entre las escritas sobre la poesía española, la primera que estudia detenidamente el asunto, que, a la verdad, se presta a muchas reflexiones.

 

Cabe decir aquí que a partir del año 1881 Francisco Henríquez y Carvajal fue el director del periódico El Estudio, vocero bimensual de la sociedad literaria «Amigos del País», entidad de la que el padre de los Henríquez Ureña fue elegido presidente en 1877 con apenas 18 años de edad. También dirigió la revista literaria y pedagógica El Maestro, fundada en 1883 en la citada ciudad capital. Es evidente que a su padre le era consustancial la cualidad de precocidad intelectual.

Definitivamente, las primeras colaboraciones de Pedro Henríquez Ureña con medios periodísticos tienen lugar en su patria, de 1898 a 1900, es decir, entre los 14 y 16 años de edad. Y tal como lo fue su padre, era un intelectual precoz, cualidad que muchos críticos han destacado en él, especialmente el puertorriqueño Otto H. Olivera [«La precocidad intelectual de Pedro Henríquez Ureña». Revista Eme Eme. Estudios Dominicanos, 11 (62): 25-48, 1982].

 

PHU Y SUS FIRMAS EN SUS ARTÍCULOS

 

  1. Sus firmas con seudónimos

 

Para PHU parecía ser un hobby el modo de usar los seudónimos literarios. Percibimos una significación simbólica en cada uno de ellos. Logramos identificar once (11) y sospechamos que quizá sea mayor el número. Los citamos siguiendo un orden cronológico, indicando entre paréntesis el año en que inició su uso para firmar sus publicaciones fortuitas, como solía llamarles Alfonso Reyes a sus escritos aparecidos en revistas y periódicos:

 

  1. Bohechío (1900)
  2. León Roch (1904)
  3. Un Dilettante (1906)
  4. Luis Gamia (1907)
  5. L. G. (1907)
  6. M. de Phocás (1909)
  7. Lilius Giraldus (1909)
  8. Jusepe Vargas (1913)
  9. E. P. Garduño (1914-1915)
  10. L. R. (1923)
  11. Gogol (1923)

 

Los dos seudónimos indicados con letras negritas son los que con mayor frecuencia utilizó Pedro: 4 veces Bohechío y 43 veces E. P. Garduño. Este último, desde el mes de noviembre del año 1914 al mes de marzo del año siguiente, o sea, durante el tiempo que permaneció en Washington (Estados Unidos de América) como corresponsal del periódico Heraldo de Cuba, aunque volvió a firmar con él en dos ocasiones en 1920: «Desde Madrid. Los hispanoamericanos en España», artículo publicado el 8 de marzo en el periódico La Prensa de New York; y «Oscar Wilde, El huerto de las granadas, El retrato de Mr. W. H. y Salomé», textos traducidos y publicados en la Biblioteca Nueva de Madrid, firmando también con el seudónimo E. P. Garduño.

Todos los textos de PHU aparecidos en revistas y periódicos firmados con los 11 seudónimos han sido recopilados en sus Obras completas editadas por Juan Jacobo de Lara (10 tomos en 1976-1980) y Miguel D. Mena (14 tomos en 2013-2015). El primero, contando con el respaldo editorial de la Universidad Nacional «Pedro Henríquez Ureña» (UNPHU) y el segundo, con el patrocinio del Ministerio de Cultura de la República Dominicana. Pero es muy importante consignar aquí que 26 años después del fallecimiento de Pedro, en 1975 es editado en La Habana (Cuba) un libro que constituye un excelente testimonio del experimentado periodista que era el insigne Maestro de América: Desde Washington, reunión de sus artículos escritos en esa ciudad estadounidense y enviados al Heraldo de Cuba en su calidad de corresponsal, empleo que había aceptado «impelido por circunstancias económicas», tal como afirma en la introducción su compiladora cubana Minerva Salado, quien contó con la asesoría directa de Camila Henríquez Ureña, hermana de Pedro.

Podríamos explicar el origen y razón de ser de cada uno de los seudónimos mencionados, pero hacer eso nos desviaría del tema central del presente artículo, que es resaltar la dimensión de PHU como periodista fecundo y constante, como fue también su magisterio.

 

  1. b) Sus firmas con su nombre de pila

 

Otra peculiaridad que pudimos observar en la manera en que PHU firmaba sus colaboraciones en la prensa es la relativa a las variaciones al inicialar su nombre de pila según aparece en el registro civil dominicano: Pedro Nicolás Federico Henríquez Ureña. «Nicolás» por su abuelo materno (Nicolás Ureña de Mendoza, poeta y abogado) y «Federico» por su tío-padrino (Federico Henríquez y Carvajal, humanista). Hubo otro «Pedro» en su familia: «Pedro Díaz de Castro», su bisabuelo materno, porque era el abuelo materno de su ejemplar madre Salomé Ureña de Henríquez. Veamos los distintos modos en que solía firmar hasta llegar al modo definitivo con que es recordado en el mundo iberoamericano: Pedro Henríquez Ureña.

Las firmas con su nombre de pila utilizadas por Pedro desde que se inició en el periodismo a finales del siglo XIX aparecen más abajo. Indicamos entre paréntesis el año de la primera vez en usarlo, el medio periodístico o libro y el país:

 

  1. Pedro Nicolás F. Henríquez Ureña (1898, Letras y Ciencias, Dom.)
  2. Pedro N. Fed. Henríquez Ureña (1899, Letras y Ciencias, Dom.)
  3. Pedro N. Henríquez Ureña (1900, El Ibis, Dom.)
  4. Pedro N. Henríquez Ureña (1901, Ideal, Rep. Dom.)
  5. Pedro N. Henríquez Ureña (1902, Listín Diario, Rep. Dom.)
  6. Pedro N. Henríquez Ureña (1903, Azul y Rojo, Cuba)
  7. Pedro N. Henríquez Ureña (1905, Germinal, Cuba)
  8. Pedro Henríquez Ureña (1905, Ensayos críticos, Cuba)

 

A partir de la publicación de su primera obra de ensayos literarios en 1905 —en La Habana, Cuba— su firma será siempre Pedro Henríquez Ureña, tal como figura en su cedula de identidad personal de fecha 10 de noviembre de 1930 (anexa a este artículo).

 

Continuaremos….

 

Por Miguel Collado

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