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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Partidos Fraccionados

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La lucha de tendencias es el inicio de la muerte de los partidos políticos. Las tendencias suplantan los organismos direccionales, y llegan a tener más fuerzas que el cascarón  institucional. Cuando en  un partido tocan diana de pelea de grupos internos, el fraccionamiento es inevitable.

La lucha de tendencias ha estado presente en toda la historia política dominicana, arrancando desde la muerte de Trujillo hasta el momento. Los desgarramientos más urticantes ocurrieron en los pequeños grupos de la vieja izquierda. Allí las diferencias se arreglaban a tiro limpio, pero solo sirvieron para desguazar a sectores  que nunca conformaron base social.

Uno de los problemas principales de las luchas tendenciales es que  se olvida quien es el adversario. Se enfrentan con toda resolución a los compañeros de partidos, mientras que en la  calle están los opositores, que a su vez tienen su agenda de hacerse con el poder.

Hoy, en los cuatro principales partidos políticos hay lucha de tendencias. Hay graves desgarramientos, divisiones a flor de piel, y un panorama donde no se sabe hacia dónde irán las fuerzas en las venideras elecciones congresuales, municipales y presidenciales.

Se vislumbran divisiones entre los dos partidos del sistema, el de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Moderno. Difícil poder determinar el rumbo que se seguirá desde este momento con los tambores de guerra sonando entre Danilo Medina y Leonel Fernández, y por el otro lado entre Luis Abinader  e Hipólito Mejía.

No tiene mayor trascendencia los inconvenientes internos de los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano. No pasan de ser grupos apéndices, rémoras políticas, que buscan pegarse de las axilas de un sector que tenga posibilidades reales de llegar al Palacio Nacional.

En los recuerdos de las luchas tendenciales surge el desgarramiento del PRD, con José Francisco Peña Gómez, Salvador Jorge Blanco y Jacobo Majluta. Ni Peña Gómez siendo la figura máxima del PRD pudo evitar el fraccionamiento y esa lucha a muerte entre él y Majluta. Jorge Blanco termino en prisión, como un fruto colateral de esos enfrentamientos.

El doctor Joaquín Balaguer, con un partido creado a su pensamiento, aniquilo los asomos tendenciales, comenzando con Francisco Augusto Lora, y surgiendo con Víctor Gómez Bargés, Fernando Alvarez Boagert y Jacinto Peynado. Pero Balaguer era una forma de gobierno, que se difumó por todo el territorio nacional. El partido quedó en la avenida Tiradentes, pero su accionar político, no la sangre de los doce años, fue copiado a la carta por Leonel, Hipólito y Danilo.

Ningún partido dividido tiene capacidad para ganar unas elecciones. Un partido no cuenta con los votos suficientes para con sus militantes triunfar en  unos comicios nacionales, pero los estertores de una división le evitan sintonizar con reclamos  populares, por lo que no pasa de ser un atleta cansado que se le hace muy difícil llegar a la meta. !Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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