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23 de abril 2024
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OpiniónCarlos McCoyCarlos McCoy

Oriente y occidente Guerra del Decoro

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El mundo entero está pendiente del conflicto bélico y las guerras económicas entre la OTAN, EE. UU, y Ucrania (occidente), contra Rusia y China (oriente). Sin embargo, hay otro enfrentamiento más sutil pero mucho más peligroso, pues afecta la moral y la familia del presente y el porvenir de toda una sociedad. En este último, rusos, chinos y hasta japoneses, nos llevan una gran ventaja.

La democracia del oeste, con todas sus libertades y derechos, pero con muy pocos filtros, permite que una madre le coloque una “X” en el renglón “sexo” del acta de nacimiento de una criatura recién nacida para darle la libertad, en el futuro, de que al llegar a la pubertad él, ella o lo que sea, determine por cual género se va a decidir.

Permitimos que un conejo malo grave y cante una ¿canción? Que se llama, “Si tu novio no te ma…”, busque usted en google o YouTube el resto del título, pues nos negamos a repetirlo y convertirnos en parte de esta monstruosidad. Occidente está remplazando los letreros en los sanitarios de los establecimientos públicos y en vez de hombres y mujeres ahora dicen “Genero neutro”

Queremos prescindir de una palabra tan sublime como “madre” y cambiarla por “persona que da a luz”. Eliminar de nuestro vocabulario las letras “A” y “O” y sustituirlas por el signo de arroba @, para que no exista diferencia ente macho y hembra, sino que diríamos, por ejemplo, mach@ y Hembr@, mache o hembre. Estamos en el proceso de cambiar en el hogar a Papá y Mamá por dos mamis o dos papis.

Mientras nosotros llevamos a esta sociedad por el camino del desastre ético y moral, los orientales en cambio trabajan para seguir cimentando los valores familiares tradicionales. Ya, en esas latitudes, hay países que comenzaron a implementar leyes otorgando derechos a los abuelos a ver a sus nietos y viceversa, aun después de un divorcio de sus hijos. Una forma de tratar de preservar por mayor tiempo el concepto de hogar. Están enfocados, entre otras muchas cosas, en el respeto a los ciudadanos de la llamada tercera edad.

Enseñan a los niños que para el establecimiento de la familia se necesitan un ser biológicamente masculino y una femenina, pues para que la vida pueda continuar es necesario que los espermatozoides de un padre fecunden el ovulo de una madre. Si esto no se hace así, se acaba nuestra existencia en este planeta.

En fin, que el camino natural de nuestra presencia en esta dimensión siga su rumbo correcto. Que esos libertinajes no nos lleven a Sodoma y Gomorra. Pues note usted que todos estos pretendidos nuevos derechos que persiguen y reclaman algunos grupos, más que conquistas sociales son aberraciones y promiscuidades.

Creemos que ha llegado la hora de poner cada cosa en su justo lugar. No podemos ser cómplices por omisión o desidia de esta debacle moral que vemos en nuestro alrededor.

Los pueblos no solo se destruyen con fuego y azufre, como en el pasaje bíblico, también una sociedad puede ser destruida con otros elementos intangibles como la inmoralidad, la lujuria y la indecencia.

Luchemos para dejarles a nuestros hijos y nietos un verdadero hogar. Igual o mejor al que nos dejaron nuestros padres.  No nos convirtamos en el eslabón roto de la cadena familiar.

 

Por Carlos McCoy

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