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25 de abril 2024
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OpiniónNelson EncarnaciónNelson Encarnación

Ojo con la inversión en Educación

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El anuncio formulado el lunes por el presidente Luis Abinader y el ministro de Educación, Roberto Fulcar, acerca de la enorme inversión que se hará para garantizar el desarrollo del año escolar por vía virtual es sin lugar a dudas una noticia impactante.

Lo es en sí misma por el anuncio formal del comienzo de la docencia, paralizada como consecuencia del obligado distanciamiento físico, lo mismo que han hecho casi todos los países que, atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), han decidido recurrir al método virtual.

Es decir, que nosotros estamos en consonancia con lo que esta terrible realidad impone al mundo para cuidar la salud de profesores y alumnos.

Pero también impacta por la inversión de 27 mil millones de pesos en la adquisición del equipamiento tecnológico para emprender la educación virtual. Esa inversión supone un esfuerzo extraordinario para el joven Gobierno, pues estamos conscientes de las precariedades presupuestarias del país.

Ahora bien, sobre esa ambiciosa inversión en adquisición de computadoras, tabletas y otros equipos, debemos advertir a las nuevas autoridades que tienen que cuidarse de no caer en las redes de los enclaves que hicieron del Ministerio un botín que beneficiaba de manera preferente a clanes específicos de suplidores.

Y lo voy a explicar. Para la gente que se mueve en esos vericuetos de las ventas al Estado sabe que en Educción algunas empresas se las han arreglado para ganar la mayoría de las licitaciones, procesos de compras menores y comparación de precios, mediante  maniobras tortuosas.

Estas han consistido en la creación de 15, 20 y hasta 30 compañías que si bien aparecen a nombre de distintas personas, el rastro se les puede seguir a una misma dirección física o se les pueden hacer cruces que van a concluir en una vinculación indisoluble.

En consecuencia, su modo de operar consiste en lanzar todas esas empresas a competir en un mismo proceso, cuyo resultado es previsible, ya que compiten entre sí, dejando a quienes lo hacen de manera individual con sus posibilidades reducidas al mínimo.

Pero hay otra vertiente de la cuestión que es igual de grave, pues tienen la habilidad de licitar como grandes suplidores y al mismo tiempo en el porcentaje que se ha establecido para las pequeñas y medianas, con lo cual logran acaparar las ventas.

Hago estas disquisiciones con la esperanza de que esa práctica sea enfrentada por las nuevas autoridades educativas, consciente de que esas mañas han echado raíces en muchas instituciones del Estado, en primer orden en Educación, dado el volumen de recursos destinados a compras y contrataciones que allí se maneja.

Tomen nota en Contrataciones Públicas

 

Por Nelson Encarnación

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