Leges Mutandae Sunt (Las Leyes Deben Cambiar)
Escuchamos mucho en nuestro país decir que las leyes están que sólo hay que aplicarlas, pero no se habla de si son justas las leyes existentes. De lo que se trata es de ver si las leyes existentes, se apliquen todas o una parte de ellas, son justas o no lo son. Probablemente muchas leyes existentes si analizamos lo que plantean no es para que la sociedad supere las grandes desigualdades de que está adoleciendo.
Muchas de las leyes existentes, hoy más que ayer y sobre todo después del modelo neoliberal y la globalización en la gran mayoría de los países del mundo, son leyes que propician muchas iniquidades, entre otras las ausencias de la seguridad social para los ciudadanos y la pérdida de calidad de vida en los trabajadores asalariados: el proletariado y las capas medias; de igual forma la desaparición de oficios artesanales, así como de pequeñas y medianas empresas que operaban en el comercio y los servicios, provocando la desaparición de muchos pequeños burgueses y pérdida en la calidad de vida de estos al perder sus empresas.
Entonces, a nivel del Estado hay un orden institucional que provoca el empobrecimiento de los ciudadanos y la pérdida de calidad de vida en estos últimos, no se trata necesariamente de falta de institucionalidad. Si trasladamos esto a la UASD, pasaría lo mismo. Hay reglamentos que han sido elaborados, muchos de los cuales se están aplicando, aunque es posible que algunos reglamentos -los menos- no se estén aplicando.
En la Universidad ha habido desde hace mucho tiempo modificación de reglamentos, incluyendo su estatuto orgánico, lo que no quiere decir que esto haya favorecido el desarrollo de La Academia como universidad autónoma, popular, pública (estatal) para dar un buen servicio a la sociedad dominicana, con su oferta académica. Por el contrario, ha habido reforma a los reglamentos que lo que han sido es perniciosas en tal sentido, porque han atentado contra su esencia de universidad popular.
Desde el famoso claustro de la rectoría de Miguel Rosado Montes de Oca que redujo la participación estudiantil a que casi fuera nula, con el cual sufrió un duro golpe la democracia uasdiana, necesaria esta última para la vigencia de la UASD como universidad a la que tienen acceso estudiantes de los sectores y clases populares.
Ahora bien, el daño a la democracia no se quedó en la casi nula participación estudiantil, otros cambios se produjeron luego del infausto claustro de Miguel Rosado, como por ejemplo que los profesores que no sean adscritos no tengan derecho al voto para elegir autoridades, al igual que el caso de los estudiantes, se le quita participación en la elección de autoridades a profesores e reciente ingreso, que aún no han alcanzado la categoría de adscrito. Nada de esto ayuda a la que la universidad se preserve, es necesario revertir estas reformas.
De la misma manera no debe seguir vigente el reglamento que establece que un profesor que no ha alcanzado una determinada categoría no pueda ser coordinador en una cátedra, porque muchas veces lo que se está cometiendo es una injusticia, porque se elige quizás un profesor menos apto para coordinador y no se elige a otro más apto.
Estas son de las cosas que deben ser cambiadas en los reglamentos de la UASD, para lo cual deben ser los resultados de las elecciones que se serán celebras el 20 de junio.
De la misma manera que debe desaparecer el vandalismo, sea quien sea el ganador o la ganadora; el saneamiento de la UASD debe ser parte de la agenda de las nuevas autoridades electas, si no quieren convertirse en los autores de un panegírico de La Academia.
Los candidatos se acobardaron y no hicieron caso a nuestro llamado de un debate, solo hubo un conato pero no hubo tal debate, esperamos que los electos no sean obnubilados por el triunfalismo y piensen en la necesidad de que nuestra UASD debe ser preservada para el bien de la sociedad dominicana, lo que no es posible sin las acciones nuevas que así lo permitan.
Por Francisco Rafael Guzmán F.