El temperamento tiene que ver con nuestra práctica. Lo es en términos individuales y lo es en lo colectivo. Los dominicanos no nos caracterizamos por la planificación y, en consecuencia, nuestras cosas siempre tienen el propósito de lo inmediato. Es como si no aplicáramos el viejo dicho de guardar harina para Mayo.
Es posible que eso tenga que ver con nuestro comportamiento o que este sea el resultado de la falta de planificación que registra nuestra historia. Ello igual nos lleva a no tener seguimiento para las cosas, ni siquiera para aquellas que creemos importantes.
Eso igual conduce al descreimiento, pues estamos convencidos de que si no logramos de inmediato lo que aspiramos, no lo conseguiremos nunca.