No deja de ser más que un “tigueraje Político” la estrategia del del ex presidente Leonel Fernández de pretender presentar públicamente más dos millones de firmas de dominicanos que supuestamente respaldan sus aspiraciones presidenciales de cara al 2020.
Este alegato que esgrime el ex presidente que tiene en su poder más de dos millones de firmas de seguidores que supuestamente respaldan sus aspiraciones presidenciales no es más que otro invento a los que nos tiene acostumbrados.
No señor, eso no es verdad que esas supuestas firmas de adhesión usted estaría en disposición de convertirlas en votos para lograr nuevamente la presidencia si es que definitivamente logra la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para el proceso electoral que se avecina..
El hecho de querer presentar como buenas y válidas las firmas de dos millones de dominicanos con derecho a voz y voto como que supuestamente estarían respaldando las aspiraciones presidenciales del ex mandatario no deja de ser una mentira más de las que nos tiene acostumbrados.
El doctor Leonel Fernández cree que estamos viviendo los años en que él fue presidente que con los recursos del Estado montó un show mediático en el Palacio de los Deportes donde presentó las firmas de alegadamente dos millones de dominicano que pedían su repostulación en ese entonces.
No señor Leonel Fernández usted está equivocado. Podrá presentar las firmas no de dos millones de personas sino más de ahí como supuestos seguidores que garantizarían su triunfo electoral en primera vuelta en las elecciones programadas para el 2020.
Soñar no cuesta nada y en eso está el ex presidente Leonel Fernández con el supuesto respaldo popular con que cuenta en sus aspiraciones de volver al poder en los comicios programados para el 2020.
Ese “tigueraje” de las firmas de los supuestos dos millones de dominicanos que respaldan sus aspiraciones presidenciales ya no causa ningún efecto porque el pueblo no es pendejo y no es verdad que quiere el regreso al poder de este funesto personaje y sus seguidores.
POR LUIS D. SANTAMARIA