Este primer tercio del siglo XXI se enrumba por caminos de superación de grandes contaminantes, sustancias y lugares que a lo único que conllevan es al deterioro de la salud de la gente. Con el desarrollo de la ciencia, la tecnología, y las multivariadas plataformas de la revolución tecnológica de la información, los productos y artefactos que generan elementos patógenos están en vías de ser erradicados de la vida cotidiana de la población en muchas partes del mundo.
Claro está, aún muchos de nuestros países no caminan a la velocidad con que marcha el globo terráqueo, quedándose rezagados ante este nuevo contexto en que la salud de las personas es el centro de todas las decisiones que regularmente se toman. Pero a pesar de eso, el auge tanto de la alimentación, espacios saludables, herramientas sanas, etc., es imparable y el dominio de datos y hechos en el planeta de hoy, es innegable.
Ilimitados mercados se han dado apertura ante la búsqueda de la gente de productos y espacios que no pongan en peligro su salud, por lo que las startups que asuman la conquista de esos nuevos nichos garantizarían su éxito comercial.
Siempre he insistido en el tema, y no es la primera vez que me refiero al asunto, y es que frente a la avalancha de orientaciones por innumerables fuentes, en donde el ser humano actual recibe en un solo día más referencias que las que les llegaban a nuestros antepasados en toda su vida, lo que demuestra que la mayoría de la población a escala mundial está al tanto de todo lo que acontece a su alrededor.
De simples materias primas, y sin muchas complicaciones tecnológicas que impliquen excesivos costos de producción, perfectamente se pueden fabricar artículos saludables y con grandes demandas en el mercado tanto nacional como internacional.
Un ejemplo de esto lo representa Costa Rica, país en donde existe una compañía que envasa agua en simples botellas de vidrio, lo que le ha permitido a este visionario proyecto empresarial insertarse en un ambicioso y multimillonario mercado que prefiere pagar un poco más, antes que beberse el agua proveniente de botellas plásticas que provocan muchos males.
Las oportunidades para una nueva institución a tono con las demandas de la gente bien informada no se detiene, y la ciudad de New York le sigue los pasos a muchas otras localidades, poniéndole fin a los mortíferos envases foam, que están elaborados con el letal y dañino Poliestireno lo que abre un nicho de casi 9 millones de personas a negocios que se sitúen en estos tiempos.
Es absurdo pensar que en una humanidad en donde se clonan monos macacos, ovejas, se fabrican robots de acompañamientos para personas de la tercera edad, se elaboran enzimas que pueden transformar la genética de los seres humanos, habrá alguien quien en su sano juicio y con poder de compra, se aventure a consumir productos y servicios que amenacen su salud. De ahí que el actual estado de cosas ha abierto nichos empresariales de multimillonarias ganancias.
Autor: Elvis Valoy