Valoramos como positiva la preocupación del gobierno en mejorar la competitividad del país, asumiéndola como garantía principal para el crecimiento y la sostenibilidad de la economía nacional en los próximos años.
Las medidas adoptadas por el Consejo Nacional de Competitividad, presidido por el presidente Danilo Medina, al finalizar el año demuestran que el gobierno está interesado en que superemos una serie de condiciones que nos mantienen muy por debajo de los países con que tenemos que competir a través del DR-Cafta.
Recordamos que cuando se habló por primera vez del Tratado de Libre Comercio en nuestro país, la noticia produjo una gran alegría entre los consumidores por las expectativas creadas por los promotores del mismo, en el sentido de las grandes ventajas competitivas que recibiríamos por la calidad de productos y bajos precios.
Al cabo del tiempo nos hemos dado cuenta que todo eso fue un sofisma y que contrario a lo que nos vendieron ese Tratado de Libre Comercio, lejos de beneficiarnos nos ha perjudicado enormemente porque hasta con los países de Centro América, que creíamos inferiores en competitividad, nuestra balanza comercial se encuentra muy por debajo.
Los autos, las telas y los bienes y servicios que importados desde los Estados Unidos, siguen por las nubes, y ni hablar de lo que traemos de Centro América, cuyo mercado se beneficia de las divisas dominicanas por la gran cantidad de productos que compramos a esos países.
En definitiva, la mejoría de la balanza comercial con los países miembros del DR-Cafta, debe ser una de las prioridades que el Estado dominicano debe enfrentar para mejorar el ingreso de divisas y así no estar dependiendo única y exclusivamente de las remesas y el turismo, como ocurre en estos momentos.
Desde ese punto de vista, es justa la preocupación que ha mostrado el presidente de la Republica, en impulsar a través de la vía administrativa la agilización de procesos burocráticos que retrasaban la creación de empresas y limitaban la competitividad del país.
Debemos seguir avanzando en ese tipo de reformas, identificando todas esas trabas burocráticas que nos han mantenido estancados en la competitividad frente a los países miembros del Tratado de Libre Comercio Entre Estados Unidos, Centro América y Republica Dominicana para que podamos ser rentables en cuanto a la generación de divisas se refiere y evitar exponernos en el futuro al vaivén de las tasas de cambio de las monedas más fuertes del planeta.
Concomitantemente con la eliminación de las causas que generan el cuello de botellas en las instituciones del Estado y que frenan nuestra competitividad, debemos seguir impulsando las leyes y los pactos que se han convertido en el talón de Aquiles para el avance y el progreso de la nación, porque ellos contribuirán a crear el clima de paz, garantías jurídicas y entendimiento general que permitirán a la Republica Dominicana seguir atrayendo mayores inversiones en diversas áreas de la productividad nacional.
Todo luce indicar que lo podremos lograr en el 2018, si todos los sectores de la vida nacional, decididos apostar al progreso y al avance de la Republica Dominicana para garantizar que la economía nacional continúe creciendo en base al sostenimiento de los ingresos que necesita para dejar de depender más del endeudamiento que a todos nos preocupa.