El Antiguo y el Nuevo Testamento contienen referencias sobre la música. La primera aparece en Génesis 4:21. Se habla de “todos los que tocaban arpa y flauta”. La segunda, cuando Labán se quejó de Jacob, porque no pudo despedirlo, junto a sus mujeres, hijos y criados, con alegría, cantos, tamboriles y arpa (Génesis 31:27) y una tercera referencia fue cuando la profetisa María, hermana de Moisés, celebró con pandero y danzas, junto a otras mujeres, la victoria que Dios les había dado al cruzar el Mar Rojo en seco, mientras huían de la persecución del Faraón.
Se puede apreciar, que la música se utilizaba con diferentes propósitos. Se usaba para celebrar los prodigios y maravillas que Dios hacia, para expresar acciones de gracias, para celebrar victorias militares y para compartir en momentos de duelo.
Según los registros bíblicos, David utilizó su talento para componer y cantar salmos a Dios, para fabricar instrumentos musicales y para organizar una orquesta y un coro. Incluso, quiso construir una casa para alabar, adorar y glorificar el Nombre de Dios, pero su iniciativa fue rechazada por el Todopoderoso, debido a que había derramado mucha sangre.
Sin embargo, a raíz de su muerte Dios permitió que su hijo Salomón construyera esa casa en Jerusalén. Este ordenó que trasladaran a ese lugar santo el Arca del Pacto y que solo los levitas o sacerdotes tocaran los instrumentos musicales que había construido su padre para alabar, adorar y glorificar el Nombre de Jehová dentro del Tabernáculo, junto a los miembros de la congregación (2 Crónicas 7:6)
Entre los instrumentos musicales que utilizaban los israelitas se mencionan el arpa, el salterio, el tamboril, el pandero, el címbalo y la trompeta, aunque se cree que incorporaron algunos instrumentos musicales de otros pueblos a los suyos.
Por otra parte, las personas que Dios utilizaba como compositores actuaban inspiradas por su Santo Espíritu. Por eso, las alabanzas, los salmos y los himnos que encontramos en la Biblia transmiten un mensaje espiritual que nos motiva a la reflexión.
¿Qué se debe entender por la inspiración del Espíritu Santo? Es la iluminación que Dios pone en el corazón y la mente del compositor de música cristiana. Es ese fervor espiritual que se siente cuando se escribe con fe, devoción y veneración a Dios.
En el caso de los músicos y los cantantes, se habla de la unción del Espíritu Santo. Esta tiene que ver con la fuerza o poder interior que mueve a una persona a tocar un instrumento o a cantar una alabanza, que conmuevan e impacten el corazón y la mente de los oyentes.
Por tanto, componer, tocar y cantar para Dios requiere la unción del Espíritu Santo, la cual reciben las personas que viven en santidad, o sea, libres de sentimientos carnales o mundanos. Ella da discernimiento, entendimiento y sabiduría espiritual.
Cuando un compositor, músico o cantante de música cristiana alaba o adora a nuestro Señor Jesucristo necesita hacerlo en espíritu y verdad. Además, con corazón contrito, sincero y humillado ( Juan 4:23-24)
Es necesario explicar el significado de estas tres últimas actitudes espirituales. Una persona se presenta ante Dios con corazón contrito, si muestra arrepentimiento, aflicción, dolor y tristeza por haber pecado. Muestra que tiene corazón sincero, si confiesa sus pecados a Dios libre de hipocresía, mentira o fingimiento y muestra que tiene corazón humillado, si después de haber pecado o delinquido, se avergüenza y se subordina ante Dios y su prójimo. De esas condiciones espirituales carecen muchas de las personas que son acusadas ante los tribunales.
Por todo ello, al orar y confesar nuestros pecados a Dios necesitamos hacerlo con sinceridad y fe. A ambas actitudes espirituales debemos agregar alegría, gozo, entendimiento y sabiduría espiritual cuando alabamos y adoramos a nuestro Señor y salvador Jesucristo. Si procedemos como se ha indicado, el Señor oirá y aceptará lo que les expresemos.
Por último, deseo sugerir a las iglesias, que dediquen más tiempo a la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios, que a la música, la alabanza y la adoración. ¿Por qué lo sugiero? Porque la misión fundamental de la iglesia no es entretener a la gente con la música y los cánticos. Su tarea principal es predicar y enseñar el mensaje del Evangelio, para que todas las personas lo oigan, reflexionen, entiendan, se arrepientan de sus pecados, crean y sean salvas.
Por: Enrique Aquino Acosta