Mónica Moura está recibiendo atención médica (Psiquiátrica) por su alta depresión y, resulta que quieren usar su nombre para desmentir algo que ya ella había afirmado a los medios públicos. Así son los corruptos. Dios tendrá misericordia de ellos, pero en RD nosotros no lo soportamos.
Estamos confundidos, hoy comienza la verdadera lucha por sacar los corruptos del poder, contamos con la venia de la iglesia católica y toldos los estamentos sociales que protegen la sabiduría popular del pueblo. Como resultado los mafiosos siguen frotándose las manos porque siguen apostando a que somos pendejos cada día más. Estamos pertrechados ante una sociedad que necesita cambios, pero lo más pronto posible porque tardar en este peregrinaje podría ser fatal.
Necesitamos el consenso de todos sin vicios políticos sin simpatías religiosas o con ellas, todos necesitamos cuidar esta patria que agoniza, aunque abrió los ojos con esperanza.
Este 21 de abril daremos inicio a la real limpieza de nuestras ideas para coordinar el futuro de nuestro país que ha estado secuestrado por Danilo Medina y el PLD en plural. Los aportes del PLD al daño de la Republica han sido consistentes, lo malo es que muchos dominicanos de mala madre han optado por apoyar esa corrupción rampante que asesina al país y sus gentes.
Odebrecht, punta Catalina y otros etc., han combinado un accionar antipatriótico sin parangón en la historia de la humanidad. Este puñado de basura humana ha dañado varias generaciones de jóvenes que hoy deambulan por las calles pidiendo drogas o robando.
La suerte está echada, nosotros somos responsables de que este movimiento verde, que ha resucitado la voluntad de los dominicanos y dominicanas, triunfe.
No nos sorprende lo que ha circulado sobre Mónica Moura, cambiando la información que ya había ofrecido a los medios sobre la inversión en campaña de Danilo Medina, todavía falta más. Eso me hace recordar el viejo refrán popular “Le están tirando lazo al ahogao” Mónica no es bruta, pero su situación psiquiátrica le puede hacer mucho daño…
¡Mónica, que imaginación tienen los peledeista!
Por Román Polanco