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19 de abril 2024
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OpiniónFrancisco S. CruzFrancisco S. Cruz

Mirar:El PRM -¡de Verde a rayas!

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Hasta hace poco Luis Abinader y otros dirigentes del PRM, andaban vociferando en la Marcha Verde: ¡fin de la impunidad!, en esa romería, o más bien, activismo-protagonismo político, se ganaron repulsa y ojeriza de los organizadores del movimiento verde, pues era más que evidente que querían sacar capital político-electoral aireando banderas y símbolos al fragor de marchas y consignas, lo mismo que la tríada del sindicalismo político nacional: Guillermo Moreno, Minou Mirabal y Max Puig (ex peledeístas –¡otrora peledeístas beneficiarios!-).

Pero lo más curioso del caso, no es esas andanzas de esos actores políticos –concretamente del PRM-, sino que, en el caso de Odebrecht todo lo que venía de Brasil, hasta hace poco, era celebrado y asumía –ipso facto- la categoría de la cosa irrefutable, pero ahora que se ha hecho público los papeles de Brasil –bajo acuerdo- y la procuraduría ha instrumentado un expediente acusatorio solicitando medida de coerción –que ya un juez, Francisco Ortega, acogió y decidió, en parte- donde aparecen, entre otros, peledeístas y no peledeístas, el Presidente del PRM, Andrés Bautista, el técnico y empresario perremeísta Cesar Sánchez y el “El Inquieto Anacobero”, diputado Alfredo Pacheco, el PRM tira el grito al cielo alegando, ¡válgame Dios!, persecución política y que ochocuanto. ¡Oh, y no era verdad todo lo que venía de Brasil! ¿O acaso, la verdad brasileña sólo era verdad para otros –sobre todo, peledeístas-, y no para ellos? ¡Qué pendejos!

Tal postura ahora del PRM, se parece mucho al dicho popular que dice o reza: que cada quien, en nuestro país, tiene sus corruptos favoritos…, y que no quiere que se los toquen ni con el pétalo de una rosa. ¡Anja!

Sin embargo, olvidan que la percepción pública –la que nace de la ciudadanía, no de “hacedores de opinión pública” (políticos de la “secreta”), ni de bocinas gobiernistas u oposicionistas- es ciega y, por esa condición, no distingue entre rojo, morado, blanco o blanco-azul, a menos que, como el PRM, ya no se quiera celebrar lo que antes celebraba: lo que venía de Brasil…!

En realidad, los partidos políticos lo que deberían hacer –amén de dejar que los jueces, para el caso de Odebrecht, hagan su trabajo-, es esforzarse en aprobar una ley de Organizaciones Políticas y de Garantías Electorales que destierre, primero, el déficit de democracia interna en los partidos políticos, el monopolio de sus cúpulas, las posposiciones antojadizas, y bajo múltiples subterfugios, de sus procesos eleccionarios internos que, dicho sea de paso, debería consignarse que sean supervisados por la JCE-; y segundo, la reglamentación y obligatoriedad del cumplimiento de los tiempos de campaña, de los debates entre los aspirantes presidenciales y vicepresidenciales, de la rendición de cuentas –a través de registros contables públicos- de los financiamientos, aportes o recursos –público-privado- que los partidos reciben y administran, y por supuesto, equidad en publicidad política y cobertura en los medios, como también, la impostura de un mejor sistema de representación congresual-municipal y de género.

Claro, y volviendo al tema que nos ocupa, debe primar –para el caso de Odebrecht– el principio jurídico universal de la presunción de inocencia -de todos los imputados-; aunque, en la percepción pública ciudadana, estén condenados de antemano, pues, de esa sentencia ciudadana no se libraran aunque, mañana o, dentro de un año, todos queden absueltos.

 

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