Por lo regular, nuestra sociedad parece tener memoria corta. Y por ser de esta manera nos pasan serias cosas. Tropezamos más de una vez con los mismos obstáculos, no preservamos las mejores prácticas como modelo de nuestras actuaciones y cambiamos con frecuencia los criterios de nuestros objetivos.
En consecuencia, vivimos repitiendo la historia. Cada quien tiene, o pretende tener, su propio librito, aun cuando sea del mismo grupo. Así vivimos en un círculo vicioso, queriendo reinventar todo de nuevo.
Esta mala práctica podemos verla en cada uno de los sectores, y en las actitudes de quienes tienen la posibilidad de incidir en nuestras instituciones.
Un país desorganizado, pero donde todos tenemos un plan.