En definitiva. No tengo cerebro porque pienso. Pienso porque tengo cerebro.
Según los filósofos de la ortodoxia multisecular y cotidiana, mi cerebro fue mágicamente creado por los misterios inexplicables de la sinrazón total y obligatoria.
Para los teóricos descreídos e irreverentes de la evolución global la maravilla cerebral que guía mis pasos terrenales nació conmigo en el instante justo en que mi padre Yillo Márquez Tolentino le echó hormas de zapatos a su esperma, para que madre Zaida Cabrera Castillo, ovulara Tiza al concebirme.
Precisamente con esa herramienta que me obligó a llegar llorando a este mundo, he estado meditando y, por qué no, réquete pensando y volviendo a pensar y, a preguntar..
Quién, ¡carajo¡, está detrás de la enorme campaña de descrédito contra los líderes democráticos y centroizquierdistas de nuestro continente?.
Quién o, quiénes desde el traspatio de las clandestinidades malditas aupó y desencadenó éstos demonios, quién?.
Joder. No me hagan caso, en éste nuevo CHIN, sólo he estado pensando. Meditando muucho en..quién?
Y ha sido así, porque me regalaron, cerebro.