La pasada semana concluyó matizada por acontecimientos deportivos no propiamente de competencias, sino de reclamos, confrontaciones y desafíos a la autoridad deportiva.
Dos episodios que tuvieron como figura central al ministro de Deportes, ingeniero Francisco Camacho y como coprotagonistas al atleta Luguelín Santos y al ex saltador en alto Julio Luciano.
Luguelín se destapó el sábado diciendo que no ha recibido apoyo del Ministerio de Deportes, que ni siquiera ha recibido una llamada del ministro Camacho, que ha tratado de acercársele por medio de algunos dirigentes deportivos y no lo han recibido en su despacho, lo que de inmediato desató un avispero en las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación.
Pero para sorpresa de todos, y por la intermediación del colega Héctor Gómez, Luguelín se reunió con Camacho y el ministro de Educación Roberto Fulcar en franca camaradería en la residencia del ministro en Monte Plata.
Y como si se tratara de un libreto, Luciano aprovechó la presencia de Camacho en las gradas de la pista de atletismo de Monte Plata, durante la celebración del torneo Invitacional Félix Sánchez, para reclamarle el pago de varios meses que tiene sin cobrar por su condición de entrenador.
El excampeón nacional de salto y medallista de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Maracaibo 1998, en tono desafiante acompañó su reclamo con alusiones de tipo personales, lo que fue respondido en tono enérgico por Camacho.
Como por arte de magia el intercambio de impresiones fue captado por las cámaras de televisión y rápidamente se hizo viral, cayendo las críticas más ácidas sobre Camacho.
Considero que ese no era el escenario ni la forma para hacer un reclamo y entiendo que hubo un mal manejo de parte del ministro, que debió por todos los medios evitar confrontar, y si no se podía, retirarse del lugar.
Estas reacciones llegan en un momento en que las ejecutorias del ministro de Deportes han recibido duras críticas de parte de Soterio Ramírez, secretario de Deportes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
La coincidencia de estos eventos mueve a suspicacia, aunque me resisto a creer que no fueran espontáneos, que formen parte de un plan para atacar por varios frentes a Camacho.
Estos episodios patéticos y lamentables deben servir de experiencia para que no se repitan, que se abra un canal de comunicación directo y permanente, que sean vía para buscar soluciones, que produzca entendimiento entre los atletas, sus federaciones y el Ministerio.