Hemos dejado acumular algunos problemas que se han constituido en un serio escollo para el desarrollo. Y la mayoría de esas dificultades tienen que ver con la falta de sistematicidad y la impunidad con que hemos vivido. No tenemos un régimen de consecuencias que opere como sentido del límite en la sociedad dominicana.
La educación ha sido cada vez de menor calidad cuando el mundo nos ha estado exigiendo lo contrario. Y ni siquiera hemos ido por el camino correcto, pues nuestros grandes temas los tenemos fuera de las aulas. El transporte no puede ser peor caos y las instituciones y los grupos abundan ineficazmente.
La seguridad y el sistema judicial dejan mucho que desear. Ordenarnos es más que necesario.