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19 de abril 2024
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Marcus Willis, de jugar contra Federer a trabajar en una obra

Marcus Willis, de jugar contra Federer a trabajar en una obra
El tenista británico Marcus Willis.
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EL NUEVO DIARIO, LONDRES.- Marcus Willis se ganaba la vida dando clases de tenis cuando en 2016 ganó siete partidos de la fase previa de Wimbledon para acabar enfrentándose a Roger Federer en la Catedral. Del gran momento de su carrera han pasado cinco años y lejos de haberle catapultado en el deporte, el tenista británico se encuentra trabajando en la obra de su primo alejado de las pistas.

Willis, que se llevó el honor de ser galardonado con el mejor golpe de Wimbledon 2016 por un globo sobre Federer, ahora tiene 30 años y ve la retirada como la opción más clara por las pocas ayudas que reciben los tenistas y la difícil situación en la que están los que no son ‘top’.

«Lo llevo pensando un tiempo y creo que me costaría demasiado dinero a lo largo de los próximos años. Incluso si aceptara algún patrocinio», explica Willis en una entrevista con el Daily Mail.

«Creo que se ha vuelto muy difícil para nosotros por los pocos puntos que nos dan a los niveles más bajos. Es algo que tienen que revisar. No seré el único en esta situación y es incluso peor para las mujeres. Incluso si hubiera estado a buen nivel me hubiera llevado dos años estar donde me hubiera gustado».

Para ejemplificar las dificultades a las que se enfrentan los tenistas que no son asiduos de los Grand Slam, los Masters 1.000 y los ATP 500 y 250 que se tienen que batir en los Challenger y Futures, Willis nombra a su compañero Lloyd Glasspool, número 129 del mundo.

«Es un buen tenista que ha llegado a ocho finales de Challenger en los últimos cinco meses, pero aún sigue fuera del top 100, donde está el dinero.

Hace más de dos meses que no juega y la última aventura de Willis en el tenis se vio en Grecia, disputando un par de torneos de dobles, antes de darse cuenta de que no merecía la pena y que era mejor idea unirse a la obra de su primo y comenzar a poner ladrillos en lugar de golpear pelotas amarillas.

«Tengo una familia de la que cuidar y soy mayor. Lo que me preocupa es que vas a ver a más jugadores de todas las edades dejando el deporte. Tienes que jugar más torneos para conseguir más puntos y para sobrevivir necesitas más ayuda financiera», apunta Willis.

«Odio pensar en la cantidad de tenistas británicos que he visto que acaban en trabajos normales cuando podrían haber llegado mucho más arriba. Es un deporte muy difícil y sé que ha habido veces que no he sido lo suficientemente disciplinado. Ha sido una pesadilla lidiar con ello».

Echando una mirada al pasado, Willis recuerda con orgullo aquellas semanas en Wimbledon, tanto el paso por los preclasificatorios como su fase previa en Roehampton, donde venció a dos top 10 como Daniil Medvedev y Andrey Rublev antes de pasar al cuadro final, derrotar a Ricardas Berankis y medirse a Federer.

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«Jugar contra Roger fue fantástico y todo lo que le siguió fue increíble, pero quizás el día más feliz fue cuando recogí mi acreditación como participante del cuadro final sabiendo que había llegado hasta ahí a través de toda la previa. Fue muy emotivo darme cuenta de que había hecho eso», añade Willis, quien ahora cuelga la raqueta para darle al martillo.

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