En medio de casi un total aislamiento internacional y bajo el repudio de la mayoría de los venezolanos, el dictador Nicolás Maduro, bajó el telón de la tragicomedia electoral celebrada el domingo, nombrándose el ganador de los espurios comicios organizados y hechos a su medida, para perpetuarse en el trono y terminar su magna y eficiente tarea de destrozar lo poco que queda por destruir de la otrora próspera nación.
Solo los gobiernos autoritarios de Rusia, Bolivia, Nicaragua, Cuba, China, Irán, Turquía, Nicaragua, Siria y el Salvador, secundaron a Maduro y su mascarada.
Con una histórica abstención de más del 70% de los posibles votantes, los venezolanos, con todo y el chantaje del “carnet de la patria”, rechazaron tácitamente la mascarada electoral, llevada a cabo a capa y espada en desafío al rechazo de la comunidad mundial y en violación de la ley electoral que fijaba la elección para otra fecha, a fin de año.
Las votaciones se celebraron sin garantías de transparencia, sin una supervisión creíble de organismos internacionales especializados, con los partidos de oposición y sus lideres inhabilitados, cientos de ellos encarcelados y millones de exiliados, mientras la economía se desploma aceleradamente y una híper inflación brutal de cinco dígitos hambrea despiadadamente a la mayoría de la población que vive en pobreza extrema. Se calcula para este año una escalada de 30,000 % en los precios.
Mucho antes de organizar su farsa comedia electoral, Maduro se aseguró de primero eliminar cualquier escollo que pudiera estropearle sus planes, eliminando completamente, y paso a paso a los opositores de peso que pudieran hacerle sombra en dicho proceso.
Ya hacía tiempo se había encargado de eliminar de la vida pública al líder del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, a quien encerró por medio de una arbitraria condena de 14 años. Luego apresó al ex alcalde de Caracas, Antonio Ledesma, quien escapó de la prisión domiciliaria a que lo había sometido la dictadura comunista, luego de estar recluido en la fortaleza militar de Ramo Verde.
Eso sí, para pretender dar legitimidad a los comicios, el dictador se aseguró de que algunos participaran haciéndoles el tercio en su mamotreto electoral.
Así pues, que contó con la complicidad del ex militante chavista Henri Falcón quien se distanció de la los planes de la oposición que no participaría de ninguna manera. También participaron Javier Bertucci y Reinaldo Quijada para completar el trío.
De inmediato Donald Trump anunció más sanciones contra el gobierno de Maduro, limitando la comercialización de activos venezolanos, con entidades e individuos norteamericanos. También el Grupo de Lima y la Unión Europea anunciaron posibles sanciones y el grupo de los 20 más industrializados reunidos en Argentina condenó las elecciones.
Pero al dictador Nicolás Maduro eso lo tiene sin cuidado, porque sabe que regímenes opresivos como el de sus mentores cubanos y el de Corea del Norte no han sucumbido en medio de fuertes sanciones, sobreviviendo en esas condiciones durante largas décadas.
De manera que si no se producen otras acciones más contundentes de parte de la oposición, conjuntamente con la comunidad internacional, tendremos a otra nación más acompañando hacia la eternidad a esas dos naciones totalitarias, sobreviviendo impunemente bajo sanciones que realmente a los tiranos no los afectan de forma determinante, en cambio que sus subyugados pueblos sufren infinitamente.
¡Urge una intervención militar humanitaria conjunta, para detener a tiempo la barbarie!
Por José Flández