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25 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Luce toda una estrategia fallida, y costosa por demás!

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Tal parece así, según los juicios reflexivos de tantos ciudadanos imparciales, la decisión última adoptada por el Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que se advierte debido a directrices superiores trazadas, para escoger entre los precandidatos actuales a la presidencia de la República, a través de las llamadas primarias a celebrarse en el mes de octubre del año en curso, el que en definitiva será proclamado por la organización, para “correr” por la posición cimera local en los comicios del año 2020.

De esa reunión política para recordar, amén de dicho propósito, según es lo que se infiere, hay otras lecturas asociadas con dicho acto, que se debe dar a lo convenido allí, si cabe expresarlo de esa manera. ¡Cualquier pensante medio lo haría con aciertos concluyentes!

La primera es que, por la forma de escogencia, como el número de aspirantes propuestos, y que fueron aceptados, a unanimidad aparente, se estuvo procurando disimular la innegable ya división de ese partido, según la opinión de politólogos independientes, y otros letrados entendidos, autorizados también en la materia.

Aduciéndose, para complementar pareceres, que se reporta fehaciente ese rompimiento grupal; y, que deja muy pocos rastros de duda, como ocurre con el que aparezca cada vez la oscuridad en las noches, que todos pueden sentarse a esperarla diariamente.

Claro, que, aunque bien latente se tiene, no está exteriorizada, u oficializada hasta el momento, por los “aleteos” defensores de algunos de sus connotados miembros, y de las bocinas pagadas, que hacen coro en torno a la unidad requerida allí, hoy más que nunca.  ¡Pero, de que eso va, va, es lo que se afirma!

Se arriba a ese pensar sostenido, en razón de cuánto se prevé, pueda producirse entre sus dos principales “caciques”, cabeceras de tendencias, por las tozudeces impropias en que incurren, ocasionalmente, en busca de poder y dinero; que harán airear plenamente la división, y quedar consumada la misma, dándose incluso ya como un hecho. ¡Qué esa será más que patente en lo adelante!

Es indudable, sin temor a equívoco, podría decirse, que esa otrora importante obra del gran maestro Juan Bosch quedará definitivamente fragmentada, a partir de los aguerridos aprestos de continuidad por parte del oficialismo hoy (sector en el poder), y los otros que ya estuvieron ostentándolo, que de nuevo pretenden volver. ¡Qué se la jugarán todos a como dé lugar!

Además, es obvio que, las heridas, como las zancadillas causadas hasta el momento entre amos grupos, muy difícil se puedan subsanar en los meses venideros. Eso, a pesar de los allantes, en términos de unificación, ante el pueblo, y el pasado compañerismo por el que tanto propugnara el mentor y único líder de esa entidad política. Después de aquel, todo el resto “es cuadre y cachucha”, como diría un caro amigo. ¡Ese partido jamás volverá a ser lo que era, antes del alzarse con el poder aquí!

El otro mensaje bastante negativo, por cierto, y digno de   suficiente consideración, que se desprende de lo decidido por dicho Comité Central en esa ocasión última, es la inconsciencia estatal, en el sentido de los gastos a incurrir en el montaje de tales primarias, en que participaran once (11) precandidatos – solo por las huestes moradas -, dentro de los cuales hay gente que ni siquiera por asomo pasará; que son bultos nada más.

Como producto de esa “belleza”, ¡el burro de carga llamado pueblo, de seguro seguirá cargando, y lavando los platos rotos que se deriven!, tal se supone. A pagar mayores impuestos, para cubrir esa parranda electoral. ¡Ay mamacita!  “Partidos irán a primarias solo aportarán 17% gastos”. “El 83% restante será suministrado por el gobierno central”. (periódico “El Día”, del 15-8-19, página 20).

Es sabido de antemano, en lo concerniente a tales “parchos pegados”, que, por los señalamientos indecorosos atribuibles a miembros de ese conjunto, y que en adición se les entiende culpables en gran parte del desencanto que tiene la población dominicana hoy, con respecto a la otrora flamante, y esperanzadora, organización morada, no lograrán respaldo alguno.

En el tenor de eso último tratado, despilfarros de cuartos a granel – segunda lectura -, bien podrían asociarse a la depreciable actitud, algunos titulares aparecidos recientemente en la prensa local: “El elevado gasto electoral provoca repulsa en sectores”. “Gasto electoral para 2020 calificado de “barbaridad” por los políticos”. (“El Día”). “Una democracia cara: “Presupuesto elecciones supera 15 ministerios”. “Junta Central precisa que las elecciones municipales costarán RD$4,016 millones” (“Diario Libre”). Esas “perlas” entre otras.

Ahora, hay actores dentro del ruedo correspondiente, que pusieron el dedo sobre la llaga al referirse a la deleznable temática:

Algunos políticos y legisladores locales, tildaron de excesivo el gasto; y, “como una ofensa para gran parte de la población que vive en precariedades y pobreza”.

De su parte, el secretario general del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Ramón Genao, dijo entre otras cosas: “Entendemos que se deben hacer esfuerzos para reducir los costos y cambiar la forma de hacer política en la República Dominicana”. Es obvio que, con ese invento de las cuestionadas primarias, no se habrá de lograr, cabe apuntar, o “contrastar”, en adición.

Otro que criticó directamente esa “prenda” burlona del reparto abusivo de cuartos para dichos menesteres”, lo fue el diputado Amado Reyes, del PRM, quien señaló: “el costo de la campaña y lo que invertirá la Junta en el proceso es demasiado elevado en un país donde los hospitales carecen de medicamentos. “Invertir 17 mil millones de pesos en dos elecciones es un asunto aberrante”. Los hospitales solo son una parte del descalabro de las entidades públicas para servicios, cabría agregar.

Afirmó además que, “este ejercicio lacera la situación del país, que no tiene nada y gasta tanto para organizar unas elecciones”. (Véase: periódico “El Día”, del 1-8-19, página 4).

Cuántas opiniones que se pueden considerar como alegres. Pues, a pesar de ellas, tan claramente expresadas, el caso estatal que se hace es omiso. Todo sigue caminando igual, lo cual hace pensar que los hombres para reclamar en este país no aparecen. La dilapidación de recursos económicos del pueblo, para solventar a politiqueros que nada van a hacer en favor de esta “maltrecha” sociedad, prosigue sin tropiezo alguno.

Cabría preguntarse en consecuencia, ¿Hasta cuándo serán las mofas, dominicanos? Sí, por parte de todos estos políticos desaprensivos, que se instalan como autoridades locales periódicamente, solo para hacer cuánto les viene en gana; y, administrar lo que entienden como una finca de su propiedad – la República -, a partir de que asumen el poder.

 

Autor: Rolando Fernández

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