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24 de abril 2024
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OpiniónJOSE ANTONIO MATOS PEÑAJOSE ANTONIO MATOS PEÑA

Los productores agropecuarios del sur y su inseguridad personal…

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La situación del productor sureño, específicamente los de estos pueblos,  que son espectadores de primera fila,  de una emigración haitiana, y de otras naciones, por lógica y razones atendibles, supernumerariamente haitianas, están llegando a términos de insostenibilidad.

 

La masa poblacional que arrasa y desborda la nación dominicana, con sus cualidades buenas y cualidades malas, con resultados favorables y resultados desfavorables, como en toda migración, en esos resultados o cualidades influye la condición,  formación y valores morales y conductuales insuflados en su país de origen, nadie puede dar lo que no tiene, y nuestros hermanos de Haití, no son lamentablemente el mejor ejemplo a esperar o desear, su nación, flagelada por las luchas intestinas entre la grupocracia que la ha desgobernado de por vida, más la mano corruptora que en nombre de la solidaridad internacional, mal reparten los recursos llegados, los cuales, a más de su buena intención , trae consigo intereses imperiales.

 

Resultados, una población empobrecida al máximo posible como especie humana, con conductas, salvando excepciones, ecocidas como forma de vida, grupos sociales, capaces de tomar una mata de Mango en su entorno, la que le da albergue y sombra, cortarle todas las ramas, menos una para que le de algunos mangos, y la otra la convierten en carbón; ciudadanos como esos, vienen arrasando a su paso todo lo que como vida tiene en su condición, iguana, aves, arboles y todo lo que a su paso encontraren, incluyendo ciudadanos para despojarlos de dinero, comidas, animales y armas que posean, en fin, una masa poblacional totalmente deformada y díscola,  en relación con las normas y buenas costumbres del convivir humano contemporáneo, ya que no cabe el término moderno;  en las fábulas lugareñas de estas tierras nuestras del mal llamado sur lejano, se habla hasta de prácticas caníbales, y no las he presenciado, pero cuentos, son numerosos; en una ocasión conocí uno que se alimentaba de animales muertos en descomposición,  conocí también el siguiente caso: un ciudadano de ellos,  fue criado y domesticado por un ganadero Neibero, hacen ya varios años, el mismo se hizo un ciudadano correcto y al parecer de buenos sentimientos, lo que lo llevó años siguientes a llevar a la finca a otro inmigrante llamado por ellos,  Ti-Joel, luego de enseñarlo a conducir la moto, de esas “salta monte” , un mal día, ya que no lo podemos llamar buen día, Ti-Joel le dio unos palos por la espalda al buen haitianito, dándole muerte, y corrió hacia Haití, con el inconveniente de que al cruzar la frontera fue sorprendido, dejó la moto y cruzó la frontera quedando libre automáticamente; más adelante, algunos seis meses después transitando nosotros dentro de los campos nuestros le di una bola en nuestro camión a algunos ciudadanos, dominicanos y evidentes Haitianos; un nacional haitiano de más confianza nuestra nos  advirtió con mucho temor y sigilo que el famoso Ti-Joel  iba a bordo, acto seguido apure el paso llegando hasta el cuartel policial de Neiba, lo presenté a algunos agentes de la misma, informándole lo sobre el asesino, para media hora después enterarme de que había sido liberado sin ninguna consecuencia.

 

Con una migración en esas condiciones, con delincuentes  favorecidos con una frontera permeable, las cuales cruzan después de sus fechorías, queda muy frágil la situación y seguridad de los productores de Guineos, Plátanos, Limones, Cebollas, cebollín,  maíz , Yuca, Batatas, crianzas de Cerdo, Ovejos, chivos y ganados entre otras tradiciones de vida y producción, mas los mangos y demás siembras perennes, a donde, que no sea abandonar los predios agrícolas o perder la vida, en un campo, en que no hay vigilancia policial ni militar, circulando en desproporción numérica ya, amparados algunos en el porte de una que otra arma de fuego, la cual se va convirtiendo en el atractivo principal de delincuentes que consumado el hecho, pasan la frontera y cuarto en manos de una vez. Hacen 9 días, a un productor de ovejos y guineos llamado Tony Valenzuela llego a su finca, un kilómetro o menos de la fortaleza nuestra y encontró el sacrificio de siete de las madres ovejas y desaparición de sus carnes;  cuando han ocurrido casos similares,  y han sido resueltos, los malhechores han resultado ser grupos  mixtos de dominicanos con Haitianos; recientemente, hacen  menos de diez días,  fue asesinado a tiros un profesional agropecuario, poseedor de dos o tres fincas de limones y empleado del INDRHI, no habiendo pasado los rezos de un vecino suyo, muerto en la parte norte de Neiba con evidentes intenciones, materializadas de quitarle el arma; son las informaciones que se manejan en la población.

 

Vistos estos episodios, edificadores del riesgo que están viviendo nuestros productores, frente a una migración que solo se puede enfrentar con un mayor cumplimiento y aplicación de la ley, vigilancia militar  responsable, aumento de puntos fijos y móviles de  patrullaje y acción de inteligencias, más el aumento progresivo de la documentación de los extranjeros, como mande la circunstancia de cada uno, quien es legal, es legal, quien de tránsito, de tránsito, pero no así, como chivo sin ley, “el problema no es de ley, en estos momentos, es de Rey” y cuando decimos rey, no es en términos monárquicos, hablamos de quien le corresponde su aplicación. Si no se toman medidas urgentes al respecto, el país lo lamentará profundamente, y pronto…

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