EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Gala Met es un evento donde los artistas rompen los esquemas y colocan la religión católica a la moda, a pesar de la aprobación del Vaticano, cediendo múltiples piezas para la exposición, no ha conseguido tapar los comentarios sobre las peor vestidas de este año.
Estos fueron los peores vestidos que desfilaron sobre la alfombra de los Gala Met 2018.
Amal Clooney
El vestido de Amal Clooney firmado por Richard Quinn es un fallo garrafal. El catolicismo no lo encontramos por ninguna de las puntadas del diseño, pero es que encima se trata de un look bastante hortera, la clase la ha olvidado la señora de Clooney.
Ashley Grahamde Prabal Gurung
Acertó con el corte de pelo o, al menos, eso dicen los expertos en tendencias capilares, pero en lo que se refiere al vestuario patinó absolutamente. La modelo se enfundó un súper-extra-ceñidísimo vestido con una apertura lateral digna de análisis. En definitiva, no tocaba.
Salma Hayek
Lo de Salma Hayek con los escotes (sin que suene a crítica, cada uno enseña lo que quiere) se asemeja a algo así como un Trastorno Obsesivo Compulsivo. No hay certamen ni gala a la que se la invite que no vaya con su escote pertinente. Más allá de eso, el vestido de lentejuelas de la mexicana que parecía salido de una escena del cuento de Blancanieves no hacía referencia alguna al catolicismo.
Jaden Smith de Louis Vuitton
Si el año pasado apareció con sus rastas en la mano, este lo hizo con su disco de oro por su single ‘Icon’ bajo el brazo. ¿Alardear? Que va, de eso no entiende Smith. Quizás lo hizo como guiño a la iglesia para que cambiaran el ‘Ave María’ por algo más marchoso. Esto, sumado al ‘look’ cowboy que llevaba entró por la puerta grande en la lista de los más pasotas de la noche.
Kylie Jenner de Alexander Wang y Travis Scott
Probablemente muy poca gente entenderá en qué momento uno se pone gafas de sol si: uno, es de noche y dos, estás en un sitio cerrado. La menor de las Jenner no se caracteriza precisamente por su discreción pero lo más destacable de su estilismo eran precisamente las gafas de sol postizas -de pedrería, concretamente.