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23 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Los otrora clubes juveniles, pandemia y neoliberalismo

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Los clubes juveniles de las décadas de los 60, 70 y 80 fueron integrados por jóvenes de los sectores populares, esto es, de las clases populares. Esas organizaciones se convirtieron en verdaderas entidades de una sociedad civil organizada en defensa de los sectores y clases populares, y al mismo tiempo -en el escenario de algunos clubes- expresión de una contra cultura como aspiración de dar pábulo en la construcción de una cultura alternativa sustituta de la cultura dominante, siendo la mejor expresión de esta última (sobre todo hacia mediados de los años 70`). Sin el rol de las organizaciones políticas, esto constituía una verdadera utopía, pero tampoco los clubes pretendían sustituirlos.

En esos años se registran los nombres de alrededor de mil clubes juveniles populares que existieron en todo el país, sin incluir los clubes 5-D, que eran más de 100. Ahora bien, en el momento de mayor auge debieron unos 700 y tantos, digamos que hacia 1976. Ya sabemos porque eclosionan en los inicios de los 60; se sabe que la dictadura de Trujillo impedía que surgiera cualquier tipo de asociacionismo que no estuviera al servicio del régimen.

Es falso de toda falsedad que los clubes populares surgieron como una respuesta al régimen factual de Balaguer en los doce años, ya que su existencia como movimiento de la sociedad civil sobrevivió al desplazamiento del gobierno de corte bonapartista de “Los Doce Años” y como entidades organizadas se mantuvieron hasta mediados de los años 80.

Surgieron con la caída de Trujillo y sobrevivieron más allá de los doce años, no con la llegada de Balaguer. Languidecieron hasta más tarde extinguirse con la aplicación del modelo neoliberal, como consecuencia de la emigración hacia otros países de los jóvenes, el incremento en el consumo de drogas, el alcoholismo incrementado, la proliferación de pandillas juveniles de delincuentes y el aumento del horario de la jornada laboral provocado por el neoliberalismo.

Ciertamente que la unidad clubistica se vio afectada por el síndrome de la división con el ascenso del PRD al gobierno en el año de 1978, ya que dicho partido quería controlar dicho movimiento. El Partido Revolucionario Dominicano, una vez llega al poder en agosto de 1978, busca controlar todo el movimiento popular organizado, es decir, los frentes de masas.

Algo que invita a otra reflexión, pero que escapa a este tema, es el hecho de que el PRD no se interesó en esos años por controlar los colegios de profesionales como en los últimos años ha estado. Algo diferente a lo que pasa con el PRM de hoy día, el PRD era un partido de base popular, el partido de las grandes masas populares de las cuales no quería desprenderse. Fue un partido de base popular desde los tiempos del bochismo perredeista y bajo el liderazgo de Pena Gómez, pero eso a extinguirse con la muerte de este.

No es el final del período de “Los Doce Años” lo que marca el fin de los clubes juveniles populares, porque estos comienzan a desaparecer después que se aplican las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional. El modelo neoliberal impuesto por el FMI, aplicado a raíz de las negociaciones del gobierno de Jorge Blanco con esa organización financiera internacional, fue lo que debilito a los clubes juveniles hasta hacerlos colapsar y que dejaran de ser el movimiento de la sociedad civil de los sectores populares que constituyeron.

El surgimiento de ese tipo de asociacionismo y su posterior expansión, viene a darse en una época en que en la sociedad se propiciaba el asociacionismo, y la división internacional del trabajo existente en ese momento no era un caldo de cultivo para que no fuera ese modo. Hoy día las cosas han cambiado, desde mediados de la “década perdida”, cuando la crisis económica que es el fruto de la crisis petrolera iniciada en el 73 llegó a su nivel más álgido en esa década. Ahora bien, el modelo neoliberal ya las sociedades no lo resisten y la eclosión de la pandemia ha puesto en evidencia eso, por más de una razón.

La crisis sanitaria ha provocado la pandemia ha puesto en evidencia de que los servicios de salud pública no puede ser manejados como negocios, lo cual ha sido provocado por el neoliberalismo, si de eficiencia se trata para procurar salud en toda la población. En medio de la pandemia han aumentado los precios de los productos alimenticios, por lo que ha aumentado el hambre en la población, por la falta de controles de los precios en el mercado.

La pandemia ha puesto en evidencia, además, que el ser humano necesita la interacción verbal personal con los demás. No importa que vivamos en una época de los grandes avances en la tecnología electrónica, la interacción verbal personal juega un papel que no puede ser reemplazada. Por tanto, ese modelo neoliberal debe ser destruido porque si no colapsará la sociedad humana y la vida en el planeta también.

El asociacionismo como expresión la organización de la sociedad civil, sobre todo el de los jóvenes, es necesario, para frenar el cambio climático, frenar la delincuencia, acabar con los tantos feminicidios, frenar el alcoholismo, acabar con las pandillas, detener el consumo de las drogas y el narcotráfico.

Esto no podrá darse sin el resurgimiento del asociacionismo juvenil interactivo personal, el cual no resurgirá sin la destrucción del neoliberalismo vigente. Los clubes juveniles son una necesidad para una sociedad más sana y justa y así poder preservar la vida y el planeta, para su resurgir destruyamos el neoliberalismo y la hegemonía del capital financiero vigentes.

 

Por Francisco Rafael Guzmán F.

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