Santo Domingo 23 / 31 Soleado
ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
19 de abril 2024
logo
OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Los obispos en acción

COMPARTIR:

La ley dominicana tiene que dar un manotazo y sacudirse. De mostrar que está viva. Que se encuentra libre de sobornos. Que es intachable. La Pastoral de la Independencia de los Obispos dominicanos habla del imperio de la ley, y estoy de acuerdo. Hay que levantarlo.

A la ley se le debe temer, pero al mismo tiempo tenerle confianza. Es la equidad. No se aplica por prejuicios, sino por la acumulación de pruebas. Los obispos están preocupados y piden el imperio de la ley. Es condenar sin miramientos a los que roban, a los que violan, a los que agreden a la sociedad.

Los curas, y lo digo casi en todas sus pastorales, son conservadores al tratar problemas neurálgicos de la sociedad dominicana. Hacen el enunciado, y se retiran. Es dar el golpe y pasar dos pasos atrás. Pero ahora se atrevieron a hablar claro, necesitamos el imperio de la ley.

En esta Pastoral con sabor de Independencia, la Conferencia del Episcopado Dominicano también habla del valor de la libertad, y ponen el dedo en la llaga. Sin libertad no hay vida, ahora, hay muchas formas de quitar el aire de la libertad a un conglomerado.

Cuando una persona carece de los medios necesarios para llevar una existencia digna, se le quita la libertad. Llega un momento que surge el deseo animal o de satisfacer sus instintos primarios como es comer y beber. Se cambia la libertad por un mendrugo de pan. En nuestro país ha pasado…

Así que el valor de la libertad va conjuntamente con el derecho a tener educación, asistencia médica, tierra, trabajo una vivienda y la comida diaria. Cuando un hombre no encuentra su brújula, es manipulado para que se ponga los grilletes.

Los obispos hablan de que hay que elevar la dignidad humana, pero se callan en torno a quienes atentan contra esa dignidad. Es cierto, el pecado está ahí, se vulnera a diario contra la dignidad humana, pero no exponen quiénes son los causantes de este pecado y de sus estragos.

Como pasa con la libertad, la dignidad humana se pierde cuando a un ser le falta de todo para vivir. Es esclavo de sus limitaciones. La denuncia, bien, pero también se debe dejar el látigo sobre los causantes del mal. Hay víctimas y victimarios, y a todos no los podemos tratar con la misma vara.

La iglesia católica juega un importante papel de conductora de masas. Tiene gran rivalidad con las iglesias cristianas o evangélicas, pero nadie puede discutir que tiene un peso específico en la sociedad dominicana. De ahí que sus pastorales deben ser vistas con mucho interés.

Y los dominicanos de hoy nos encontrados metidos en una cámara negra, donde muchas veces no se sabe cuál es el futuro que nos va a deparar el camino de la vida. Colectivamente es un país que en ocasiones está al borde del precipicio, y en otros quiere seguir adelante.

Esta Pastoral de la independencia es positiva. Se tratan problemas sociales de amplia envergadura para los dominicanos, como es el caso de la educación sexual. La Iglesia no se opone y ese es un paso decisivo para impartir esta materia de modo científico, alejada del morbo y de la sinvergüencería.

Algo que se quedó en el tintero fue la lucha por detener la invasión pacífica haitiana. Era un tema a ser desarrollado ampliamente. No se olvide que la Independencia nacional fue luchando contra los haitianos. Obviar este tema levanta suspicacia de si la Iglesia tiene una política de apertura sobre lo que piden organismos internacionales, que es la frontera abierta.

No hay excusas para que se quedara el tema, que no se le tratara en toda su amplitud. Hay ahora mismo una invasión pacífica, y los dominicanos están soportando sobre sus hombros maltrechos tener que mantener y dar todo tipo de asistencia a esa masa ilegal que viene desde Haití. Señores Obispos, es imperdonable que el tema no se tratara, en una Pastoral de la Independencia nacional. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Comenta

[wordads]