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25 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Los Niños son Sujetos Sociales no Plenamente Conscientes

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A propósito de unas declaraciones que se le atribuyen al presidente de la Cámara de Diputados, Radhamés Camacho, reseñadas en la columna del periódico Listín Diario: Detrás de la Rendija,  en la que se le atribuye haber dicho, lo siguiente: “Los niños valoran la escuela y se sienten bien con los profesores”, ripostando a sectores que dicen lo contrario, no parece que eso sea absoluto.

Se escuchan rumores de malestares, desde hace muchos años, con respecto del mal  trato de maestros de escuelas a los alumnos y de las irresponsabilidades de algunos maestros que se ausentan o buscan celebrar muchas reuniones para no dar clases. No parece que estas prácticas se hayan corregido del todo, pero si así es bienvenido sea el enderezamiento de semejantes entuertos.

Ahora bien, no puede un niño que se la pasa todo el tiempo o casi todo el tiempo que está fuera de la escuela jugando con los juegos electrónicos -si tiene acceso a los mismos- integrar muchos aprendizajes significativos, porque los mismos no ayudan a integrar conocimientos importantes, como antes les permitían los juegos activos que se practican antes de la actual era tecnológica que vivimos.

Los problemas del aprendizaje son un asunto del tiempo que el estudiante dedica a las actividades encaminadas al aprendizaje, no es un asunto de acceso a medios electrónicos para prácticas que no tienen necesariamente que ver con actividades importantes para la integración de conocimientos. Por ejemplo, el uso de un celular muchas horas al día para estar viendo mensajes de Facebook o de Whatsapp no contribuye a que el alumno tenga destrezas en las matemáticas que casi siempre se requiere de mucho tiempo para estas ciencias formales, por parte del alumno, en menor medida lo mismo ocurriría con el aprendizaje en la gramática y de las ciencias naturales y sociales.

Todo lo contrario, por ejemplo, ocurría con la práctica del juego de las canicas le permitía al niño al adolescente tener ciertas destrezas en la geometría. No ocurría lo mismo cuando antes de la era tecnológica actual existían los juegos activos, donde el alumno estaba frente a prácticas que ayudaban a integrar conocimientos con el juego, aunque no queremos satanizar a la tecnología, pero deberá ponerse énfasis en el uso racional de la misma y no dedicar tanto tiempo a mirar cosas insignificantes en las pantallas de los medios.

Hoy en día algunas autoridades educativas, incluso es posible que el presidente de La República se haya pronunciado en ese tenor,  han  pretendido presentar los aparatos tecnológicos electrónicos como la panacea en el aprendizaje y no es así.

No son la panacea en el proceso de enseñanza aprendizaje, ni en el aprendizaje independiente del tutor, facilitan más bien algunos procesos relacionados con el aprendizaje y con la enseñanza, pero el uso de medios electrónicos  puede ser abusivo en contenido ajeno a los procesos de instrucción que se dan en las escuelas y universidades, verbigracia: mensajes personales, escenas de pornografías y sucesos sangrientos espectaculares, etc.

El presidente de la Cámara de Diputados parece que quiere obviar semejante realidad, al querer presentar como todo un éxito el sistema educativo dominicano, cuando se ha visto que andamos muy mal. Deberíamos preocuparnos más por hallar soluciones a la falta de disciplina en nuestros niños, jóvenes y adultos, lo cual es  lo cual es evidente en la época de la tecnología electrónica.

Como docente hemos visto como no todos los profesores hacen un uso racional del aparato telefónico, ya que en las horas o minutos que están fuera de las aulas está pegado la mayor parte del tiempo de un celular, lo que parece que la interacción verbal directa y la lectura están perdiendo la relevancia.

La mayoría de esos profesores que se pegan de los celulares –no de una laptop- no están leyendo un libro electrónico. Tampoco la mayoría de los alumnos están leyendo un libro electrónico, en la mayoría de los casos, cuando usan los medios. Entonces contra el uso inadecuado del tiempo en los medios electrónicos debe haber una campaña educativa, lo que se traduciría en mayor calidad del sistema educativo dominicano.

No es lo mismo observar a través el microscopio electrónico  y los instrumentos de los laboratorios de ciencias naturales, recoger los datos mediante documentos, observando a nivel de campo o aplicando cuestionarios o entrevistas, analizar   e interpretar esos datos, que mirar mensajes escritos de asuntos típicos de alcahuetes o celestinas con una gramática incorrecta, o bien, mensajes morbosos. Si niños opinan bien de los maestros, no necesariamente es porque andamos bien en la enseñanza o instrucción formal para la formación de los recursos humanos.

Semanas atrás conversaba con una autoridad máxima de una de nuestras facultades en la UASD, quien me decía que los correos electrónicos o mensajes que le enviaban a su celular inteligente los revisaba al concluir su horario de trabajo, lo cual viene a ser lo correcto. Eso es darle un uso racional a esa tecnología, hábito que debería ser emulado por los estudiantes.

Es decir, nuestros estudiantes, en todos los niveles del sistema educativo, deben dedicar sólo un mínimo de su tiempo para ver mensajes en los celulares y la mayor parte de su tiempo dedicarlo a otras prácticas de aprendizajes. Ahora bien, si el celular permite tener informaciones útiles para sus prácticas de aprendizajes de conocimientos importantes, entonces pueden de dedicar otras horas del día con ese medio electrónico; también pueden usar otros medios electrónicos que coadyuven en su aprendizajes y tener las destrezas en el futuro como profesionales.

No andamos bien en materia de escuela, aunque Radhamés Camacho opine lo contrario, nos quemamos en eso y no tenemos ni un 70 por % en notas sobre ese particular. Llamemos al pan pan y al vino llamémosle vino, aunque sea un oporto y no un vino seco o semi-seco.

Por Francisco Rafael Guzmán F.

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