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24 de abril 2024
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OpiniónHector PeñaHector Peña

Los niños y su exposición a la tecnología

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Hace unos días nos referíamos al cambio de mentalidad que debe darse en la República Dominicana para contrarrestar el efecto negativo que constituyen los cambios tecnológicos que sufre el mundo en este momento. Sin embargo, existen mentes detractoras, que exponen su renuencia ante el sometimiento de los niños a las nuevas tecnologías y los cambios que estos entrañan. Incluso, alguien muy cercano, nos envió un video en el cuál una Divulgadora Educativa española, Catherine L’Ecuyer, explicaba que “ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia”, alegando, que someten a los infantes a la producción de dopamina.

Antes de elaborar una respuesta, es importante entender el concepto de Dopamina. Esta sustancia, es una hormona que se encuentra principalmente en el sistema nervioso central. Primordialmente, produce un incremento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, producto del sistema de placer que siente el cerebro, el cuál motiva al individuo a sentirse en forma proactiva. El principal problema de la Dopamina, es que puede producir una adicción. Un ejemplo de esto, podría ser el sentimiento de los milenials a ser incapaces de vivir sin su móvil. Estos equipos, dentro de la generación de teléfonos inteligentes, producen una alta dosis de dopamina en el ser humano, y puede llegar a catalogarse como una adicción, a menudo llamada Nomofobia. Aquí la solución sería bastante simple: “reducir” el uso de los equipos. Al igual que como hacemos con las comidas chatarra, o con cualquier otro tipo de comportamiento que atente en contra de nuestra salud.

Particularmente no soy un milenial. Denominación para aquellas personas nacidas luego de 1984. Lo que significa que soy “migrante digital”, y no “nativo digital”, como suele describirse el comportamiento y la forma de razonar de estos individuos. Sin embargo, muchos de mi generación, y generaciones anteriores, podemos sufrir de estos trastornos de adicción a la dopamina, producto del uso de nuestro celular inteligente.

¿La diferencia? Aquellos nacidos previos a 1984, hemos adoptado un comportamiento que le es innato a aquellos nacidos posterior a esa fecha. Es decir, a pesar de que debemos tener presentes los riesgos que entrañan el uso de dispositivos móviles y tabletas, es necesario tener claro que hoy día es imposible incorporarse a la sociedad moderna sin estos. Y he aquí el problema de conceptos. Juzgamos a los nativos digitales bajo una comparación, a veces trivial, de cómo vivimos los migrantes digitales.

A pesar de ello, no significa que no podamos educar a nuestros hijos de mentes digitales, en un entorno digital, sin someterlos a los efectos de una sustancia, que, por su naturaleza, puede producir cambios en su comportamiento. Me explicaré de manera más clara. Hoy día la adopción de la calculadora en niveles educativos bajos es un hecho. E incluso, es tan habitual, que no es sorpresa que les exijan a niños de 2do o 3ro de Básica, llevar sus calculadoras a clase. En mi época, el concepto de la calculadora a temprana edad era que “te hacía más bruto”. Era la manera de nuestros padres y abuelos explicarnos que debíamos aprender a realizar los cálculos de manera mental, sin ningún tipo de instrumento que nos facilite la tarea. Y esto es exactamente lo que estamos haciendo con nuestros hijos. No obstante, no es algo que podamos evitar.

Fíjense, los cambios de época, el avance tecnológico, y la transformación de la sociedad del conocimiento, son fenómenos que no esperan a nadie. Si usted cohíbe a su hijo de utilizar equipos electrónicos, probablemente los padres de su “amiguito” no sean tan cerrados a la idea. Lo que significa, que tarde o temprano este será sometido a los encantos de la pantalla de alta resolución.

Entonces, la salida más “sana” sería un cambio de mentalidad nuestra. De nosotros los padres. Quienes tenemos el deber de respaldar a nuestros herederos de los riesgos internos y externos de la sociedad. Es por esto, que debemos ser capaces de involucrarnos y aprender sobre las nuevas tecnologías, los cambios sistemáticos que se originan en la sociedad, las tendencias de la juventud de hoy día, y las herramientas que tenemos a nuestro alcance para proteger de manera efectiva a nuestros vástagos. A la vez, participar de manera activa en la exposición de nuestros niños a la sociedad, incentivándolos a realizar actividades al aire libre, a aprender sobre arte, música, cine, y a disfrutar de la naturaleza.

Por otra parte, tenemos el fenómeno educativo y el uso de tecnologías aplicadas a la academia. Según Catherine L’Ecuyer, “los niños aprenden de las interacciones con humanos, no con pantallas”. Y creo que aquí hay un punto que hay que tener claro. Los niños aprenden con interacciones sensoriales de todo tipo de elementos. Cuando son bebés de meses, y les regalas un juguete, sin que se lo expliques, lo tocan, lo sienten, lo huelen, y aprenden a jugar con él a su forma. No necesitan una interacción con humanos. Esto sería otro elemento más. Sobre todo, es importante entender, que la conexión de aprendizaje entre dos personas ocurre cuando uno u otro se encuentra fascinado por el contenido expuesto por su interlocutor. E incluso en este momento, se realiza una experiencia de comparación con el conocimiento ya obtenido de manera previa. Es decir, si mi madre me dice que la tierra se mueve alrededor del sol, intentaré compararlo con el conocimiento previo que tenga respecto al tema. Si no existe un conocimiento previo, y me encuentro fascinado por el fenómeno, intentaré obtener información adicional de diversas fuentes.

Y he aquí el gran secreto del uso de dispositivos electrónicos en la educación. Con estas herramientas, damos riendas sueltas a nuestros hijos a obtener información de diversas fuentes y en diferentes formatos, lo cual, mediante interacción con humanos, sería algo limitante. No es lo mismo, que alguien te explique cómo gira el mundo alrededor del sol, a que observes una animación al respecto. Incluso, extendiendo las posibilidades de conocimiento basados en información actual, como el hecho de que Elon Musk y su empresa SpaceX acaban de enviar un vehículo Tesla Roaster en una órbita entre el Planeta Tierra y Marte recién el día de ayer, tan solo para probar el poderoso cohete Falcon Heavy, que podría llevar a la raza humana al planeta rojo.

Entonces, nuestra posición, más que plantear el uso prohibitivo de tecnologías a los niños, se basa en incentivar el uso de estas, mientras hacemos un esfuerzo adicional por nosotros mismos, a aprender sobre herramientas que nos permitan vigilar, limitar y prever los riesgos intrínsecos en permitir libertad expresa a los niños a un mundo ilimitado como el que brinda el internet y las tecnologías de la información.

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