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19 de abril 2024
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OpiniónRamón Antonio VerasRamón Antonio Veras

Los militares en el proceso venezolano

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Introducción

 1.- Los enemigos de los pueblos siempre razonan partiendo de lo que es su particular conveniencia; procuran someter sus razonamientos para que se ajusten a lo que es de su interés, sin importar que se relacionen con las leyes que rigen la naturaleza o la sociedad humana. Para ellos no existen los cambios positivos; su creencia es que todo permanece invariable.

2.- Es vivir en el pasado anidar la falsa creencia de que los seres humanos piensan igual en todas las épocas y sin importar el lugar que ocupen entre las diferentes clases y capas sociales. Las personas entienden los fenómenos sociales y reaccionan atendiendo a factores clasistas, ideológicos y del desarrollo de las fuerzas productivas.

 3.- He decidido abordar el tema de los militares tomando en consideración que en la presente crisis venezolana han desempeñado un papel sumamente importante los hombres y las mujeres de uniformes que, no obstante los reiterados llamados que les han hecho los adversarios nacionales y extranjeros de la Revolución Bolivariana, para que se pasen al lado enemigo, se han mantenido leales al proceso revolucionario iniciado por el comandante Hugo Chávez.

4.- Aquel que participa en política cae en total ignorancia si desconoce el papel que siempre han desempeñado los militares. Partiendo de que “en la historia del ejército se resume con sorprendente claridad toda la historia de la sociedad civil”, se admite que en los periodos revolucionarios el ejército no permanece aislado de las corrientes sociales progresistas, y a veces puede ser, incluso, su portador. La suerte de los movimientos liberadores depende sobremanera de la oportunidad que los revolucionarios desenmascaren los planes de los militares reaccionarios y rechacen sus pretensiones usurpadoras, atrayéndose al lado de las fuerzas progresistas a cuento hay en el ejército de honrado y patriota.[i]

I.- Participación de militares en movimientos progresistas en América Latina y el Caribe

 5.- En América Latina y el Caribe los militares tienen tradición de lucha democrática. Siqueira Campos, en Brasil, en 1922 encabezó el movimiento que se conoce con el nombre de la Insurrección de los Tenientes. También en Brasil, Luis Carlos Prestes, militar y político brasileño, líder de la Alianza Nacional Liberadora, conocido como el caballero de la esperanza, fue el creador de la famosa “Columna Prestes”.

6.- Cesar Augusto Sandino, en Nicaragua, formó parte del Ejercito Liberal Constitucionalista, en el cual alcanzó éxitos en varios combates, llegando sus tropas a ser conocidas como la Columna Segoviana, y enfrentó luego a las tropas interventoras norteamericanas, lo que le ganó la identificación del General de Hombres Libres.  En Bolivia, el general David Toro, en 1936 y el coronel German Busch, 1939, tomaron  medidas de amplio contenido democrático.

7- El desarrollo de los procesos sociales que se han efectuado en Latinoamérica y el Caribe después del triunfo de la Revolución Cubana han ejercido influencia en los militares, incidencia que se ha extendido hasta ahora, lo que prueba que la elevación de la lucha de las fuerzas progresistas motivan a los ejércitos en sentido positivo.  En el año 1958 Wolfgang Enrique Larrazábal Ugueto, vicealmirante de la Armada de Venezuela, presidió la Junta de Gobierno, luego del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.

8.- En nuestro país, en 1965, Rafael Fernández Domínguez, Francisco Alberto Caamaño y decenas de militares, se pusieron al frente del movimiento constitucionalista y sobresalieron en la Guerra Patria. En Panamá, Omar Torrijos, desde 1968, libró una lucha firme por la recuperación de la soberanía nacional sobre el canal la que culminó con la firma de los Tratados Torrijos Carter. En el Perú, Juan Velasco Alvarado, el 3 de octubre de1968, dio inicio a un movimiento de amplio contenido democrático.

9.- El general Juan José Torres, en Bolivia, en octubre de 1970, refutando el papel que los militares bolivianos habían tenido contra el pueblo, se levantó y  expuso estas ideas “Las fuerzas armadas no tienen por qué ser tipificadas como puestas exclusivamente para reprimir el fenómeno político del comunismo internacional, sino fundamentalmente como cooperadoras y agentes eficientes de la batalla contra las manifestaciones del subdesarrollo económico”.[ii]

 II.- Los Estados Unidos accionan para contrarrestar a los militares de ideas progresistas en Latinoamérica y  el Caribe

 10.- Ante la influencia que el pensamiento de posiciones avanzadas  ejercieron en los militares de la región con posterioridad a la Revolución Cubana, los ideólogos del imperio elaboraron planes para contrarrestarlas. La RAND Corporation, en 1962 publicó una serie de trabajos sobre La función de la clase militar en los países subdesarrollados. Varios especialistas destacados en ciencias sociales, sobre todo John J. Johnson, de la Stanford University, y Morris Janowitz, de la universidad de Chicago, prosiguieron el trabajo sobre este tema, hasta que en 1964 el Centro para la Investigación de Sistemas Sociales se hizo cargo del mismo.[iii]

11.-   Los Estados Unidos consideraron que sus intereses estarían mejor protegidos fomentando gobiernos militares, y es así como impusieron en Guatemala en agosto de 1963, el golpe de Estado del coronel Enrique Peralta contra Ydígoras Fuentes. Siguiendo la misma línea, en nuestro país, el 25 de septiembre de 1963 fue ejecutado el golpe contra Juan Bosch. En Honduras, el 13 de octubre de 1963 se llevó a cabo el golpe a Ramón Villedas Morales, por un grupo de militares. El 31 de marzo de 1964, en Brasil se practicó el golpe de Estado contra Joao Goulart.

En Argentina, el 28 de junio d e1966, se llevó a cabo por un grupo de militares el golpe de Estado a Arturo Ilia, obra del Coronel Juan C. Ongania. En Chile, el 11 de septiembre de 1973, el golpe de Estado facista fue contra Salvador Allende, dirigido por Augusto Pinochet. En Uruguay, en 1976, las fuerzas armadas sacan del poder a Juan María Bordaberry y colocan a Aparicio Méndez. En Honduras,  el 7 de agosto de 1978 el puchismo militar fue materializado  contra Melgas Castro, por obra del coronel Policarpo García.

12.- Los instructores norteamericanos en las escuelas que funcionaban con los nombres de Escuela de las Américas; Academia Interamericana de las Fuerzas Aéreas, Escuela de Defensa Interamericana y Escuela de los Tres Ejércitos de los Estados Unidos, se preocuparon por manipular los cerebros de los oficiales nativos, hasta el punto de que David Fairchild, que ostentó el cargo de oficial ayudante del programa en la misión de AID en Santo Domingo, desde el mes de abril de1966 a septiembre de 1967, manifestó en el curso de una entrevista “que los militares dominicanos no hacen más que esperar que MAAG les diga qué deben hacer, y el presidente de la República Dominicana tiene menos poder sobre los militares del país que Military Assistance Advisory Groups (MAAG); la misión de 75 hombres de MAAG vive, come y duerme con los militares dominicanos”. [iv]

 III.- La influencias de la prédica Hugo Chávez en las fuerzas armadas venezolanas

 13.- El tema relacionado con los militares y su contribución a las transformaciones que requiere la sociedad, debe ser examinado con suma paciencia y profundidad, porque no basta con tomarlos en cuenta como un asunto de conveniencia, sino demostrarles con seriedad que su participación es determinante para modificar cualquier orden social injusto, porque “para el éxito de un movimiento democrático, no es suficiente la sola efervescencia en el seno de las fuerzas armadas, sino que es indispensable el acuerdo directo con los elementos democráticos y revolucionarios dentro de ellas”.[v]

14.- El martes 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez, dirigió a un grupo de militares que intentó un golpe de Estado en Venezuela, contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. No logró sus objetivos, pero el movimiento mantuvo su cohesión y la ha mantenido hasta ahora. El chavismo es una fuerza viva en los cuerpos armados venezolanos.

15.- El comportamiento de fidelidad de un amplio sector militar en Venezuela al proceso democrático tiene su explicación por la presencia en su seno de grupos no ligados a las clases sociales contra los cuales lucha el movimiento que encabezó Chávez, como tampoco a los intereses monopolistas extranjeros, en particular norteamericanos.

16.- Una vez los militares comprenden la necesidad del accionar común con los civiles y lo conveniente de actuar en conjunto por la democratización de la sociedad, se establece una alianza de franca lealtad. De ahí que si el pueblo quiere ser dueño de su destino, resulta de una urgencia vital postular el principio de la democratización de las fuerzas armadas. En la actualidad, la unidad cívico militar es una verdad irrefutable en los cuarteles venezolanos.

17.- En vida, el comandante Hugo Chávez, llevó a los militares venezolanos la idea de que ellos debían de luchar junto al pueblo por resolver los problemas sociales partiendo de que: “quien se dedica a los problemas particulares sin antes resolver los generales, fatalmente tropezará con esos problemas generales a cada paso, y sin darse cuenta tropezar ciegamente con ellos en cada caso particular, equivale a condenar la política propia a las peores vacilaciones y a la peor falta de principios”.

18.- Los militares desempeñan un papel importante en el curso de cualquier movimiento. De su alineamiento con respecto a las masas populares y a los grupos que defienden el estatus quo, va a depender el avance o retroceso de los cambios en los marcos de un proceso democrático, Las fuerzas armadas están siempre y en cualquier circunstancia bajo las diferentes influencias resultantes de la lucha social, política e ideológica que se den en torno a los problemas generales de la humanidad y lo concreto en cada Estado o nación. En Venezuela, los militares chavistas están recibiendo el calor de las masas populares lo que les lleva a identificarse con el desarrollo de los acontecimientos que se dan día a día.

19.- Sería pura miopía política pensar que los uniformados de los cuarteles son extraños a la multiplicidad y complejidad cualitativa de los procesos y fenómenos socioeconómicos e ideológicos que se producen en el mundo actual, y la dependencia de la conciencia y de toda la estructura social respecto del carácter de las relaciones establecidas en la producción. En la persona de cada militar también es válida la tesis de que no es la conciencia del hombre o de la mujer la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

20.- En Venezuela, como en toda sociedad dividida en clases sociales, cada una de ella tiene su forma de pensar, y en el seno de las fuerzas armadas también existen segmentos con su forma de sentir aun por encima de la disciplina que les manda a obedecer.

21.- La presencia de los hombres y mujeres de uniformes en el quehacer político y su identificación con las fuerzas progresistas, depende en gran medida de cómo son atraídos para que hagan alianza sincera con el movimiento popular. La sinceridad, la espontaneidad en el trabajo político y social hace posible que los militares comprendan que la brega por conquistas democráticas conduce a su liberación y, por vía de consecuencia, a la de todo el pueblo.

22.- El mantenimiento de un amplio sector de oficiales y clases de las fuerzas armadas venezolanas haciendo alianza con el chavismo va a depender del trabajo político que hagan los dirigentes revolucionarios para que se conserve la unidad de soldados y civiles en favor de los cambios económicos y sociales que precisa la sociedad venezolana. Los militares demócratas verdaderos deben permanecer en Venezuela con su reloj político en hora para no ser dominados por el veneno ideológico que lanza la ultra derecha y el imperio.

[i] El papel de los militares en los países en desarrollo. Revista Internacional número 13, Edición Venezolana página 31, Tomo año 1974.

[ii] Revista Guía del Tercer Mundo, año 1979, página 300 y 301.

[iii] Libro La Guerra sin fin, de la autoría de Michael T. Klare, edición octubre 1974, página número 104

[iv] Libro La Guerra sin fin, página número 265.

[v] Revista Internacional número 13, edición venezolana página 38, tomo año 1974.

 

Por: Ramón Antonio Veras

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