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20 de abril 2024
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OpiniónElvis ValoyElvis Valoy

Los Cascos Azules en Haití

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Las tropas de la Organización de las Naciones Unidas que irrumpieron en Haití para imponer el orden en ese devastado país, han dejado la infame impronta de introducir la enfermedad del Cólera, lo que ha ocasionado más de 10 mil muertos hasta la fecha a ese país.

Esa nación enfrenta innumerables problemas, resultantes de la intervención de las tropas de la ONU, y a la pesadilla del cólera ahora se le suma otro expediente deleznable, como lo es el de las violaciones a menores por parte de miembros de la fuerza de paz del organismo internacional.

Un cable de Associated Press (AP) trae la infausta noticia de que, “Los Cascos Azules Cambiaban Sexo por Comida y Violaban a Menores en Haití”, lo cual demuestra la ignominia de representantes militares de las tropas de la ONU que entraron al vecino país a “imponer el orden”, y el resultado ha sido aberrante e infame.

Menciona la AP en su información que un destacamento de estos cascos azules se dedicó por muchos años a violar, chantajeando con alimentos y dinero a niños y niñas de apenas 12 años de edad en Haití.

Con golosinas y a veces utilizando sumas de dinero que en muchos casos no superaron los 75 centavos de dólar, algunos de estos militares estupraban a desamparados infantes, ante la mirada cómplice de las autoridades tanto haitianas como del prestigioso organismo internacional que aún no han hecho justicia en estos execrables casos.

Uno de los párrafos de la noticia servida por la AP sobre los desmanes cometidos por personal de los cascos azules en Haití dice lo siguiente: ”Aquí en Haití, al menos 134 cascos azules de Sri Lanka estuvieron involucrados en una red que utilizó sexualmente a nueve menores de 2004 a 2007…”.

En el cable de prensa de AP sobre las violaciones a indefensas féminas haitianas por parte de los cascos azules se destaca que: “Decenas de mujeres haitianas también afirman que las violaron, y decenas más dicen que recurrieron al eufemísticamente llamado “sexo de sobrevivencia”, en un país donde la mayoría de sus habitantes vive con menos de 2.50 dólares por día”.

En los aludidos abusos a menores haitianos los tribunales deben perseguir sin tregua a los implicados, dejando caer todo el peso de la ley a estos abyectos militares, los cuales han deshonrado y desprestigiado el buen nombre ganado por la ONU, a parte de que también han cometido un crimen de lesa humanidad imposible de despertar clemencia.

La ONU debe sentar un precedente en esta aberración. La conducta de los soldados envueltos en esta insania es un bochornoso oprobio a todos los países pertenecientes a la entidad que aglutina los países del mundo.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que ese organismo no tolerará ese tipo de desmanes perpetrados bajo la protección de la bandera de esa institución. Pues considero que es el momento de hacer cumplir la ley ante estas fechorías cometidas por cascos azules en Haití. Es tiempo de que se actúe al respecto y se le haga caer todo el peso de la ley a estos criminales.

Llama la atención de que muy pocas voces se han levantado reclamando cárcel para los culpables de las violaciones de menores en Haití. De ahí que algunas personas se pregunten: ¿Y dónde se han metido los grupos que fueron muy diligentes en el pasado reciente, hostigando, denostando y vilipendiando a la República Dominicana, acusándola de racista y esclavista?

Cabe aquí inquirir: ¿Dónde están las ONGs que con exorbitantes sumas de dinero recibidas de gobiernos extranjeros, mantuvieron una abominable campaña en contra de la patria de Duarte en foros internacionales?

No se estaría conforme si no hay respuesta a la interrogante de que: ¿A dónde fueron a parar y por qué no opinan en este caso los artistas, que arremetieron en contra de la República Dominicana, endilgándole todo tipo de conducta racial a dominicanos y dominicanas?

Estoy seguro de que mucha gente para sus adentros reflexionará sobre dónde se han metido algunos gobernantes caribeños y escritores en estos casos de violación a menores en Haití, que incluso llegaron a percibirse como sobones, acusando a todo pulmón a nuestro país de pogrom, xenófobo y de ser un apartheid del Caribe.

Casos como el de las violaciones a menores y a mujeres en Haití no pueden quedar impunes. Importa un bledo que sus autores quieran esconderse bajo el manto de una institución prestigiosa como lo es la ONU, que estoy seguro reclamará que sean llevados al banquillo de los acusados estos militares, que han deshonrado al organismo multilateral, violentando varios códigos internacionales, por lo que merecen una severa y ejemplar sanción.

Estos abusadores de menores y de desamparadas mujeres deben expiar sus faltas para que no se vuelva a repetir esta vil acción.

 

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