Ningún cambio político se logra sin producir malestar en un sector de la sociedad, en el sector que se beneficiaba del anterior estado de las cosas específicamente.
El gobierno del PRM se enfrenta a estructuras económicas enquistadas en la sociedad y en el Estado dominicano desde hace 16 años.
Los primeros perjudicados con el gobierno del cambio son los suplidores del Estado quienes ya estaban acostumbrados a ganar de manera permanente todas las licitaciones y a obtener los contratos de grado a grado de los pasados incumbentes de todas las instituciones públicas.
Como es de esperarse esos «empresarios» socios de los políticos del PLD están encantadísimos de sabotear y entorpecer el funcionamiento del gobierno de Luis Abinader. Una muestra de lo anterior es que todos los shows mediáticos que se han suscitado hasta el momento tienen que ver con los Departamentos internos de Compras y Contrataciones de las diferentes instituciones.
El nuevo ataque político, camuflado de reivindicación laboral, será precisamente el de realizar protestas frente a las instituciones públicas, éstas serán realizadas por trabajadores «apolíticos» exigiendo sus prestaciones laborales, muchas de los cuales no las merecen legal ni moralmente ya que eran botellas o eran empleados de Libre Nombramiento y Remoción.
También veremos a las diferentes asociaciones de profesionales y de productores que controla el PLD protestando por cosas que antes ni se molestaban en mencionar.
Ya el PLD se reorganizó y con el expresidente Danilo Medina y el exsenador Charlie Mariotti a la cabeza van a empezar a atacar al gobierno por todas partes, de manera permanente y sistemática, ilusos son los perremeístas que no lo quieran creer pero el PLD va a hacer oposición y una oposición de verdad.
Ante este escenario tenemos a un PRM inmerso en luchas internas por cosas tan simples como los empleos que se supone deben ocupar los compañeros del partido, o por demostrar cual funcionario es más trabajador que el otro, un partido indisciplinado, con múltiples lideres y sin un mando fuerte.
Sin lugar a dudas puedo afirmar que si la alta dirigencia del PRM no logra que las bases del partido se identifique con su gobierno, lo entienda y lo defienda, tendremos un clima de fuerte inestabilidad política como hace más de 16 años no vemos.
No olvidemos que la política es una lucha permanente, lucha entre los que ostentan el poder contra quienes lo quieren, la política no es un club amigos de sana convivencia. En la política se gana o se pierde, o el PRM aplasta a sus enemigos o estos terminarán por sacarlo del poder.
Por Juan Vargas