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24 de abril 2024
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OpiniónHumberto SalazarHumberto Salazar

Lección número uno: sin crisis económica no existe la crisis política

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En los últimos días se han desatado una serie de conjeturas acerca de los alcances buscados por los que convocan las llamadas ¨marchas verdes¨, sobretodo después que en el manifiesto leído por un cura barbudo en San Francisco de Macorís, este amenazara con cambiar el método pacifico por un ¨levantamiento popular¨ si no son complacidos en sus peticiones.

No sabemos a quien se le pudo haber ocurrido la idea, de que uno que otro funcionario del gobierno del mas alto nivel, se hayan referido en diferentes circunstancias a un ¨plan desestabilizador¨, que todos sabemos siempre ha existido y existirá en las cabezas calenturientas de algunos grupos radicales del patio, que para nosotros no tiene la mayor importancia.

El escenario donde se construye una crisis política y social no existe en la República Dominicana, pues el embrión, después de la desaparición de las asonadas militares prohijadas por embajadas extranjeras, se anida en la insatisfacción de una población al no poder satisfacer sus necesidades básicas por estar inmersa en una crisis económica.

En el día de ayer precisamente, fueron publicadas las proyecciones de la Comisión Económica para America Latina (CEPAL), un organismo de las Naciones Unidas, para las economías latinoamericanas durante lo que resta del presente año 2017.

La cifras no pueden ser mas positivas para nuestro país, según la CEPAL, la República Dominicana encabezará el crecimiento de su Producto Interno Bruto en toda la región, ubicándose en un 5.3%, teniendo en cuenta que en toda América Latina el promedio de crecimiento será de solo 1.1%, es decir, creceremos mas de 4 veces lo que es el promedio del resto de los países del subcontinente.

Esta perspectiva de la economia dominicana, descarta cualquier posibilidad de que florezcan las ideas extremistas de algunos grupos cuya frustración los ha llevado a tomar las calles bajo una sola consigna, impunidad, que quedará en el pasado a medida que pase el tiempo y se haga evidente la decisión de las autoridades judiciales nacionales de llevar hasta el banquillo de los acusados a los responsables de haber recibido sobornos de parte de la compañía brasileña Odebrecht.

El pueblo se lanza a las calles, cuando hay una situación como la de Venezuela, cuyo PIB tendrá un crecimiento negativo de un -7.2% según está proyectado en el mismo informe de la CEPAL antes mencionado, y esto porque se le niega el derecho a comer, a tener un trabajo digno, se le obliga a hacer colas para comprar pan y se le somete a todo tipo de escaseces y abusos.

Cuando un país esta creciendo, como es el caso de la República Dominicana, sus habitantes están ocupados en tratar de ubicarse en el mercado de trabajo, los jóvenes se preocupan por estudiar y prepararse para el futuro, las familias se esfuerzan por ahorrar a través de un préstamo para hacerse de una vivienda, los universitarios quieren ganarse una beca para poder competir, los campesinos se organizan para producir bienes y venderlos y así tener mejores ingresos.

En un entorno negativo, nadie puede negar que las expectativas de crecimiento en América Latina comienzan ahora a dar indicios de recuperación, después de varios años de problemas, que se llevaron de encuentro a la mayoría de los gobiernos electos democráticamente en la región, la República Dominicana puede ser considerada como un real milagro económico.

Somos una nación con muchos problemas, como todas las que son parte de este mundo tan complicado que nos ha tocado vivir, sin embargo podemos decir que con el esfuerzo de todos, gobierno y gobernados, hemos logrado mantener la paz y la estabilidad política, económica y social, a pesar de los años turbulentos que han sufrido la mayoría de los países que componen nuestra vecindad.

Nadie puede negar que después de la guerra civil de 1965 y la ocupación norteamericana derivada de ese enfrentamiento, hemos podido construir un sistema democrático liberal y representativo, que con sus altas y sus bajas ha perdurado sin cambios en su calendario y participación electoral por mas de 50 años, a pesar de los intentos subversivos de las décadas de los 60 y 70, fruto de la lucha ideológica y la composición bipolar del mundo de entonces.

Fruto de esa estabilidad política, la cual perdura hasta nuestros días, hemos podido sortear todo tipo de crisis sin que haya de por medio estallido social alguno, solo en 1984 hubo un ¨levantamiento popular¨ en algunas de nuestras ciudades, siempre sobre la base de una crisis económica que trató de ser resuelta con una serie de reformas económicas apadrinadas por el Fondo Monetario Internacional.

Esa es nuestra historia reciente, ni siquiera en la dura crisis bancaria de los años 2003 y 2004, cuando 1 millones 500 mil dominicanos fueron lanzados a la pobreza, en medio de cierre de comercios, aumento de la tasa de desocupación por encima del 20% de la población económicamente estable, la devaluación salvaje de nuestra moneda y una inflación que se proyectaba por encima del 100%, se produjo un movimiento de desestabilización política que pusiera en peligro nuestro sistema de gobierno.

Los dominicanos soportamos en ese entonces la crisis económica, estoicamente sufrimos la perdida de nuestros ahorros en pesos fruto de la perdida del poder adquisitivo de nuestra moneda, hasta nos tomamos las cosas con cierto sentido de humor negro al bautizar los supermercados como ¨casas del terror¨ pero esperamos para sacar al desgobierno de esos años con nuestros votos en las urnas en el año 2004.

Entonces no es verdad que por mas que marchen, escriban en redes sociales, inunden de proclamas llenas de odio las emisoras, canales de televisión y paginas de periódicos donde vierten toda la hiel que regurgitan por las continuas derrotas electorales que han sufrido, esa gente tiene la posibilidad de provocar un levantamiento popular o la desestabilización del gobierno.

Sin crisis económica no hay crisis política, por lo menos en esta etapa de la historia donde las ideologías no son la causa principal de enfrentamiento entre grupos, y en la República Dominicana, antes que una crisis disfrutamos de un crecimiento económico sostenido, que es el fruto del trabajo de un gobierno comprometido con los sectores productivos de la nación.

Si fuera por nosotros dejaríamos a esa gente ladrando, que al final se van quedando cada día mas solos al terminarse sus argumentos, esos gritos de histéricos e histéricas no van a durar para siempre.

Por Humberto Salazar

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