Parece un tema simple y sin muchas aristas por dónde empezar, pero mi motivación comienza en un rutinario paseo que opto por realizar los sábados en el Teleférico de Santo Domingo. Qué diferente se ve la vida desde allá arriba. Uno de los aspectos que me ha llamado la atención al observar los techos de las viviendas, desde el aire, es la coincidencia de muchas familias de escoger el sábado para lavar la ropa.
Las razones pueden ser distintas, pero intuyo que una de ellas es que la mayoría de las personas prefiere trabajar en la casa ese día y descansar el domingo. Quizás es el día que llega el agua, en fin, las razones dependen del oficio que realice cada individuo fuera del hogar y de la hora y día que tenga disponible para lavar.
La forma de tender la ropa da una idea, más o menos del nivel de comodidad con que vive la persona que lava. Hemos visto ropas colgadas en cordeles, en ventanas de apartamentos, encima de blocks, en los techos de cemento o zinc de las viviendas, encima de matas y otras. Y la pregunta que me surge es si en realidad esa ropa que se ha lavado y tendido en los techos estará verdaderamente limpia, a la hora de quitarla.
No han pensado los que la han tendido que puede haber pasado algún roedor o ave y que la haya ensuciado. Deben revisar esa forma de tender la ropa y más ahora con las normas de higiene que deben prevalecer en los hogares por el Coronavirus, en sectores como Gualey, La Zurza, Sabana Perdida, Los Tres Brazos, entre otros, los cuales observé desde el recorrido en el Teleférico.
Sería interesante saber cuántas personas lavan a mano todavía, en nuestro país a pesar de que ya la lavadora tiene unos 200 años que llegó para quedarse a los hogares. Los primeros aparatos eléctricos para lavar se crearon en el siglo XX. La primera lavadora automática fue Lavamat y la patentó la empresa AEG, en el año 1958.
Recientemente, la compañía Sanyo Electric presentó un modelo de lavadora ASW- ZR, con un ciclo de lavado que según aseguran no requiere el uso de detergentes, porque usa agua electrolizada y ultrasonidos que desprenden la suciedad de la ropa y el agua electrolizada evitaría que el sucio volviera a las prendas de vestir.
En Mumbai, en la India, ciudad de 14 millones de habitantes existen las llamadas lavanderías públicas, donde el trabajo de lavar es realizado por hombres que no utilizan jabón para la limpieza de las ropas sino soda caustica. Una característica de este tipo de lavado es que los cientos de piezas se secan al aire libre, organizadas por colores.
La mayor parte de la ropa que se lava allí proviene de hospitales y hoteles de la ciudad, pero también muchas empresas contratan los servicios de cientos de hombres que trabajan ahí para que les laven los uniformes y otras ropas.
Y regresando a la forma en que se lava la ropa en la República Dominicana, recordemos que, aunque en nuestro país no se tienen cifras exactas de la cantidad de agua que se, pierde diariamente en ese oficio, a nivel doméstico, es mucha el agua que se desperdicia en el lavado a mano.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona debe consumir en promedio unos 100 litros de agua todos los días, tanto para satisfacer las necesidades de consumo y las de higiene, pero de acuerdo a datos recientes de los especialistas en Santo Domingo cada persona consume 250 litros, es decir 150 litros más. A seguir lavando como podamos, con o sin lavadoras, pero a racionalizar el agua.