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25 de abril 2024
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OpiniónEnrique Aquino AcostaEnrique Aquino Acosta

Las verdaderas causas  que originan los feminicidios (1 de 3)

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En noviembre del 2018 escribí y publiqué en este prestigioso medio de comunicación, un artículo sobre un problema, que algunos llaman,asesinato selectivo” y otros, feminicidio íntimo”. Tenía por  título Consejos bíblicos para erradicar los feminicidios”. Esta vez, me propongo analizar, desde el punto de vista espiritual, las causas que verdaderamente originan este preocupante problema familiar.

Mucha gente piensa que las causas que producen los feminicidios son de naturaleza política, económica y social y  por eso las atribuyen, a falta de voluntad política de parte del gobierno, a la corrupción,  a  las deficiencias del sistema de justicia y a las  fallas  procesales de los jueces de la instrucción cuando suspenden, de manera condicional, la pena que debe cumplir en la cárcel el hombre que asesinó a una mujer.

También se argumenta que el problema familiar de los feminicidios obedece a la desigualdad económica y social, a limitaciones presupuestarias, a la dependencia económica que tienen las mujeres de sus parejas, a la violencia intrafamiliar, a la conducta machista del hombre dominicano, a que las víctimas iniciaron su relación de pareja a temprana edad, a su bajo nivel educativo y a que provienen de hogares violentos.

Sin embargo, ninguno de esos factores corresponde a lo que la Biblia señala como la verdadera raíz que origina los feminicidios y otros males que afectan a los seres humanos. Es posible que usted se pregunte, entonces, ¿ cuáles son las causas verdaderas que originan los feminicidios? Reflexione acerca del siguiente texto y lo sabrá.

”Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19)

Como puede apreciar, la  raíz de los feminicidios es el corazón humano. De él salen los pecados y delitos que señala el texto bíblico que usted acaba de leer. Los mismos son reflejo de un corazón y una mente que no han sido regenerados ni  cambiados por el poder de Dios. Son resultado directo de la condición espiritual en que viven  muchos hombres y mujeres de nuestro país y del resto del mundo. Son prueba inequívoca del no arrepentimiento de los pecados y  delitos que cometemos los seres humanos.

Por tanto, no es sabio ni prudente seguir atribuyendo a factores de naturaleza política, económica o social, las causas que originan el preocupante problema familiar de los feminicidios. Se deben atribuir a ese órgano engañoso, perverso y difícil de conocer, llamado corazón, que tenemos todos los seres humanos. Las causas o raíces del referido problema son predominantemente de naturaleza espiritual.

Por eso, la manera adecuada de investigar, analizar y estudiar lo concerniente al  problema del homicidio-feminicidio es  recurrir a la Biblia, la cual sugiere métodos, técnicas y estrategias para conocerlo a profundidad y  solucionarlo. Solo así, se podrá pensar, hablar y escribir correctamente sobre dicho problema, e incluso, solucionarlo.

Es necesario acomodar lo espiritual a lo espiritual, pues, lo demás es de carácter complementario.  De lo contrario, los esfuerzos y el resultado, en torno a la solución de dicho problema continuarán siendo incompatibles con las expectativas que tiene la sociedad (1 Pedro 4:11 y 1 Corintios 2:13)

En vista de ello, los invito a reflexionar detenidamente acerca  de este otro señalamiento, que hace el Señor:

”Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9)

También aclara que:

” El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las cosas y no es juzgado de nadie” (1 Corintios 2:14-15)

En vista de lo que se acaba de señalar, hay que entender, que  Dios es el único que discierne los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. Por eso, necesitamos conocer y utilizar correctamente su Santa Palabra para enseñar, corregir, instruir e impugnar en justicia cualquier asunto. Sobre todo, la necesitamos para perfeccionarnos  y   prepararnos  para  realizar  buenas  obras, donde sea, como sea y con  lo que sea  (Hebreos 4:12  y 2 Timoteo 3:16-17)

Voy a  enfatizar un poco más sobre las causas que verdaderamente originan los feminicidios. En este sentido,  quiero referir el caso de Caín, quien movido por los celos, envidia, ensañamiento, enfurecimiento, enojo, irritación y el espíritu de violencia que sentía hacia su hermano Abel, lo mató. Este hecho de sangre constituye el primer homicidio que registra la historia bíblica, seguido por su variante, el feminicidio (Génesis 4:3-11)

Sin lugar a dudas, la actitud rebelde que asumió Caín contra su hermano, salieron de su corazón y lo estimuló a cometer el pecado-delito que se comenta. Incluso, aporta otros ingredientes relacionados con los feminicidios: la huida y negativa a aceptar culpabilidad.

Como consecuencia del acto homicida que cometió Caín, fue que Dios tuvo que establecer la norma de carácter penal: “No matarás”. Sin embargo, cada vez que alguien mata a otra persona, como es el caso del hombre que asesina a una vulnerable e indefensa mujer, se desobedece e incumple dicha norma. Además, se reproduce la actitud criminal que tuvo Caín (Deuteronomio 5:17)

¿Existen otros  factores que originen los feminicidios? Seguro que sí.   Los malos pensamientos, las enemistades, pleitos, iras, contiendas, disensiones  y borracheras los provocan a cada momento. Estos son rasgos conductuales característicos de las personas que no se han arrepentido de sus pecados, los cuales las estimulan a hacer de todo, menos, lo que agrada a Dios y favorece al prójimo (Gálatas 5:19)

Los feminicidios son alimentados, además, por los deseos de la carne,  por los engaños y perversidades que abundan en nuestro corazón y por la hombría y el feminismo mal ejercidos. Por ejemplo, el deseo o actividad sexual incontrolado, llamado lujuria, lleva a muchas personas al libertinaje sexual y la infidelidad conyugal. ¿De qué manera? Mediante las prácticas del adulterio, la fornicación, la homosexualidad y el lesbianismo, entre otros.

Finalmente, quiero insistir  en lo siguiente:

  1. Las causas que originan los feminicidios no son de naturaleza económica, social ni política. Son de naturaleza espiritual, porque salen del corazón de los seres humanos, establece la Biblia.
  2. El hombre que comete un homicidio–feminicidio o la mujer que comete homicidio-masculinicidio desobedece el mandato divino, de carácter penal, “No matarás”.
  3. Generalmente los asesinos(as) potenciales y de hecho asumen comportamientos similares a los que tuvo Caín.
  4. En la sociedad dominicana existen millones de personas no arrepentidas de sus pecados y delitos, debido a que no permiten que Dios cambie y regenere su mente y su corazón, por medio del mensaje del Evangelio.
  5. La condición espiritual de tales personas da lugar a que los espíritus demoníacos influencien su mente y su corazón y los controlen, ofusquen, desconcierten y turben fácilmente.
  6. Los espíritus demoníacos preparan anímicamente a los asesinos potenciales y de hecho para que se sientan en disposición de matar a  cualquier  persona o cometan cualquier pecado o delito (Proverbios 6: 16-17 y 16:18)

En la próxima entrega, analizaré las manifestaciones y consecuencias de los feminicidios. Por favor, síganme para que puedan sacar otras interesantes  conclusiones sobre este grave problema familiar. También les recuerdo, que pueden hacer comentarios o sugerencias escribiendo a:

Por: Enrique Aquino Acosta

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