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20 de abril 2024
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OpiniónLaura Virginia Díaz GómezLaura Virginia Díaz Gómez

Las TIC’s en la gestión pública

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En el marco de la sociedad del conocimiento, en materia de e-Gobierno, la gobernabilidad puede entenderse como la capacidad que tienen los gobiernos para proporcionar, a través de prestaciones digitales, respuestas adecuadas, útiles y oportunas, a las necesidades y expectativas prioritarias de los ciudadanos Infiriéndose que el gobierno electrónico (e-gobierno), es la aplicación de las TIC’s en la Administración Pública.

Para los doctrinarios Lee y Kim, el e-Gobierno es una de las claves principales en la revolución de la información (Lee y Kim, 2007), en el que, como indica Jaeger, se destaca su enorme potencial para mejorar y desarrollar las interacciones entre ciudadanos, empresas y gobierno (Jaeger, 2003). Por su parte, para Dawes, son aplicaciones avanzadas de las TIC’s en el Gobierno, gracias a combinaciones bien integradas de políticas, objetivos, procesos organizacionales, contenidos en información y tecnología para alcanzar los objetivos públicos (Dawes, 1999). De igual manera, puede concebirse el e-Gobierno como una de las mayores iniciativas del sector público en tendencia a la transformación de las Administraciones Públicas, con un magnifico potencial para cambiar las relaciones de los ciudadanos con las instituciones públicas y su visión gubernamental (Holden y Millett, 2005).

En este sentido, podemos colegir que el e-Gobierno impacta a las instituciones públicas en lo concerniente al acceso y  suministro de informaciones estatales; y a la prestación de servicios a los ciudadanos, así como en su interacción en la elaboración de las políticas públicas, incrementando su eficiencia, eficacia, economía, legitimidad política y democrática.

De este término, podemos distinguir dos aseveraciones o dos ámbitos de aplicación del e-Gobierno, a saber:

 

e-Gobierno
e-Administración e-Gobernanza
La e-Administración busca y tiene la función de mejorar los procesos y procedimientos administrativos en presencia de las TIC e Internet, al ofrecer información y servicios electrónicos, los cuales deben ser más accesibles, más relevantes y receptivos a las necesidades de los ciudadanos, así como la comunicación entre instituciones para mejorar su faceta de consumidores de servicios públicos (Subirats, 2001).

 

La e-Gobernanza o Gobernanza Electrónica se refiere a la forma en la que se toman las decisiones mientras que el Gobierno es la forma en la que se ejecutan. Como señalan (Marche y McNiven, 2003) «la prestación de un servicio es una función del Gobierno mientras que la decisión de prestarlo o no hacerlo se relaciona con Gobernanza o Buen Gobierno».

 

 

 

Podemos afirmar que los beneficios y las ventajas de la e-Administración son múltiples y de diferentes ámbitos: además de mejorar la calidad de los servicios prestados por la administración, dejando una gran huella en aspectos tan relevantes como la eficiencia en el ahorro de costes, tanto para la misma administración como para los ciudadanos que interactúan con ella. De igual manera, tiene como aspecto positivo la mejora de la transparencia y su productividad. En momentos como los actuales, en donde el mundo está pasando por un evento nunca antes concebido, la e-Administración asegura y así lo confirman varios estudios, en los cuales se resalta la capacidad de estas tecnologías para conseguir reducir y ahorrar costes, sin que esto afecte la calidad de los servicios suministrados por la administración.

 

Por otro aspecto, la revolución digital ha llegado para facilitar enormemente el procesamiento de la información dentro de las Administraciones Públicas. Lo que antes se guardaba en un archivo físico, hoy se archiva en aplicativos digitales; lo que antes se transmitía en una forma de papel a través de un mensajero, hoy se transmite a una velocidad antes no imaginada.

 

Pero al igual que cualquier moneda, la e-Administración, tiene dos caras, es decir, además de sus aspectos positivos antes mencionados, tiene algunos negativos, entre los cuales encontramos: 1) desconocimiento de su existencia; 2) la brecha digital entre nativos, inmigrantes y analfabetos digitales; 3) la implantación de internet y el acceso a la Red no es universal; 4) falta de confianza a la hora de proporcionar datos de índole privada; 5) la no gobernanza en el mundo digital; 6) los sistemas se creen en función de las necesidades de la Administración y no necesariamente de los ciudadanos; 7) la tecnología avanza más rápido que la normativa que la regula; 8) escasa integración o falta de colaboración entre las administraciones, entre otras.

 

En este sentido, los Estados deben velar siempre, por el correcto uso de las nuevas tecnologías, salvaguardando y protegiendo a quienes interactúan con ellos, puesto que son una herramienta que facilita la operación de grandes cantidades de información. Los Gobiernos pueden usar las tecnologías para que la información pueda ser administrada en nuevas y diferentes formas para ejecutar procesos más eficientes, asegurando siempre que se utilice la data de manera adecuada, sin violentar las disposiciones establecidas en la ley de libre acceso a la información pública y demás normativas en la materia.

 

En conclusión, con un adecuado manejo de la e-Administración, las instituciones públicas tienen la oportunidad de crear un vinculo más directo con los ciudadanos, a raíz que participan más activamente en el proceso de toma de decisiones y están más al tanto de las cuestiones relacionadas con la administración y el desarrollo social.

Por Laura Virginia Díaz Gómez

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